Con la aceptación del pedido de disponibilidad, César Carrión dejó de ser el director del Hospital de la Policía de Quito.
Este centro médico cuenta con un nuevo titular, se trata del coronel Pablo Naranjo, quien se desempeñó hace poco como jefe de la Unidad de Vigilancia Sur de Guayaquil. Ayer, el oficial fue posesionado y no quiso dar declaraciones sobre su nueva responsabilidad.
Esta situación se da luego de que el primer mandatario, Rafael Correa, en su último enlace sabatino acusó a Carrión de “conspirador y mentiroso”. El Jefe de Estado solicitó al ministro del Interior, Gustavo Jalkh, que lo destituya de la dirección del Hospital y de la institución policial, también exigió que sea juzgado dentro del proceso de los hechos del pasado 30 de septiembre.
Este pedido fue porque supuestamente el día de los incidentes Carrión puso candado en la puerta de la casa de salud para evitar que el Mandatario sea atendido por asfixia. Además, por declarar en un reportaje periodístico de la cadena internacional CNN, que el Presitente no estuvo secuestrado en las instalaciones del Hospital de la Policía.
Carrión acudió anteayer a la Dirección de Personal de la Comandancia de la Policía para solicitar su cambio administrativo y exponer sobre su participación en los hechos de la rebelión policial.
Allí, el ex director del Hospital reiteró que Correa no estuvo retenido por la fuerza.
En tanto en el marco de las indagaciones que sigue la Fiscalía por el proceso que se abrió por la toma de las instalaciones de la Asamblea por parte de la Escolta Legislativa, ayer acudió el asambleísta de Sociedad Patriótica, Gilmar Gutiérrez, para rendir su versión sin juramento.
Acompañado por varios coidearios, dijo que luego de la rebelión policial ocurrida ese día, ahora el Gobierno está devolviendo a los uniformados todos los beneficios de las condecoraciones y bonos que les quitaron mediante la Ley de Servicio Público.