La investigación por la muerte de 52 personas en los atentados suicidas de Londres el 7 de julio del 2005 va a comenzar el lunes, centrándose en si los ataques contra el sistema de transporte público de la capital británica podrían haberse evitado.
Cuatro islamistas británicos -Mohammad Sidique Khan, de 30 años; Shehzad Tanweer, de 22; Hasib Hussain, de 18, y Jermaine Lindsay, de 19- detonaron bombas de fabricación casera en tres metros repletos de pasajeros y un autobús, en los peores ataques en Londres en época de paz.
La investigación será el primer examen público de las explosiones y los acontecimientos que llevaron a los mismos.
Los familiares de las víctimas y sobrevivientes han pedido desde hace tiempo una investigación pública sobre los atentados, argumentando que el relato oficial ha sido insuficiente, inexacto y confuso.
Sus peticiones se vieron alimentadas por las revelaciones en años posteriores de que dos de los suicidas habían estado en el radar de los servicios de seguridad pero no fueron considerados amenazas significativas.
Después de los ataques, varios ministros dijeron que las autoridades no tenían conocimiento de estos hombres y que estaban «limpios».
No obstante, el anterior Gobierno laborista rechazó las peticiones de investigación, diciendo que no había suficientes pruebas para afirmar que se ignoraron advertencias, y argumentando que distraería a los servicios de seguridad en un momento en que el país está en riesgo.