La decisión de Raúl Castro de abrir pequeños espacios a la iniciativa privada en Cuba es una concesión estratégica de incalculables consecuencias.
Permitir a los cubanos montar pequeños negocios y contratar empleados oxigenará el modelo socialista, ayudará a financiar su enorme factura social y allanará el terreno para futuras reformas de mayor calado, dijeron varios analistas.
«Son lentos pero firmes primeros pequeños pasos», dijo la analista Heather Berkman, de la consultora Eurasia Group en Washington.
«Es la continuación de los lentos, pero pragmáticos pasos para hacer ajustes sin desestabilizar el actual sistema», opinó.
Raúl Castro reemplazó hace cuatro años a su convaleciente hermano Fidel en el poder, con la promesa de mejorar la vida de los cubanos.
Las medidas anunciadas el domingo ante el Parlamento son su paso más firme para reducir el peso del Estado, una maquinaria que controla más del 90 por ciento de la economía.
Raúl Castro espera que el sector privado absorba parte del millón de empleados públicos excedentes que su Gobierno se dispone a despedir o reubicar. Además, será una importante fuente de ingresos tributarios en una economía que arrastra un déficit presupuestario crónico.
No es la primera vez que Cuba coquetea con el sector privado. Fidel Castro autorizó a regañadientes los empleados por cuenta propia en respuesta a la brutal crisis pos soviética de la década de 1990.
Rápidamente florecieron pequeños restaurantes, talleres mecánicos y pizzerías y hasta payasos «cuentapropistas». Pero la apertura fue fugaz y el Gobierno recentralizó la economía apenas pudo.
«Hoy la situación es muy distinta. Va a ser muy difícil revertir el proceso», dice el economista cubano y disidente Oscar Espinosa Chepe.
«Esto abre la posibilidad de crear pequeñas y medianas empresas en terrenos como la gastronomía y la construcción. Eso le daría una agilidad tremenda a la economía cubana», comentó.
La letra pequeña todavía no está muy clara, pero el anuncio fue bien recibido.
Paolo Spadoni, un experto en Cuba de la Augusta State University en Georgia, Estados Unidos, dice que el Gobierno cubano reconoció que muchos servicios funcionan mejor en manos de privados.
«La pregunta es cuántas personas serán autorizadas a convertirse en empleados por cuenta propia y en qué sectores, dado que estamos hablando de un millón de trabajadores excedentes», indicó.