Si uno es el hombre más poderoso del mundo, como le ocurre al presidente de EEUU, Barack Obama, hasta sus decisiones más nimias, incluso el lugar y la duración de sus vacaciones, se convierten en una cuestión de Estado.
Por temar urgentes y coyunturales por resolver, el presidente estadounidense no acompañará a su esposa, Michelle, y a su hija Sasha cuando ambas viajen la semana próxima a España, aunque en un principio medios de ese país habían asegurado que el mandatario también se desplazaría.
No es casualidad que la Casa Blanca haya anunciado para el 14 de agosto un viaje del presidente y su familia a la costa del golfo de México en Florida, donde pasarán ese fin de semana.
La familia presidencial aprovechará para descansar, pero al mismo tiempo promoverá el mensaje de las bondades turísticas del área, perjudicada económicamente por la marea negra.
Además, el presidente estadounidense, su esposa, Michelle, y sus dos hijas -Malia y Sasha, de doce y nueve años- pasarán diez días, como el año pasado, en la exclusiva isla de Martha's Vineyard, frente a las costas de Massachusetts.
Al anunciar estas vacaciones la semana pasada, la Casa Blanca tuvo buen cuidado en subrayar que ese periodo de descanso se tomaba «después de un julio muy ocupado y productivo».
Porque en un país donde el americano medio no tiene más de dos semanas de vacaciones al año, y que aún mantiene abiertas dos guerras, tomarse muchos días de reposo también puede generar críticas.
Eso aunque el concepto de reposo durante unas vacaciones presidenciales es relativo, como vivió el propio Obama el año pasado cuando durante su estancia en Martha's Vineyard nombró para un nuevo mandato al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke.
O cuando las pasadas Navidades, mientras descansaba en Hawai junto a su familia, se frustró el intento de un pasajero nigeriano de hacer estallar un explosivo que ocultaba en su ropa interior dentro de un avión que se aproximaba a Detroit.
En agosto, antes de tomarse vacaciones, el calendario del presidente estadounidense ya se perfila bastante ocupado. La primera semana tiene previsto desplazarse a una planta de la automovilística Ford y asistir a un foro en Washington, entre los días 3 y 5, con jóvenes líderes africanos para conmemorar el 50 aniversario de 17 países subsaharianos.
Si el derrame de petróleo continúa, o si surgen otros imprevistos, el presidente estadounidense tendrá que trabajar aún más antes de poder tomarse un descanso.
Foto:
http://www.hola.com/noticias-de-actualidad/27-08-2009/0/famosos/