Visitar el cantón Nabón, de 18.000 habitantes distribuidos mayormente en el área rural, es una verdadera experiencia que resulta imperdonable perdérsela siendo ecuatoriano y que la disfrutan en mayor número los extranjeros.
A 69 kilómetros de Cuenca, conectado por la vía Panamericana, Nabón recibe al visitante con su remodelada Plaza Central engalanada con legendarias plantas de ciprés, que durante 90 años han sido cómplices de la historia del lugar, donde no falta el toque cultural y al mismo tiempo modernista que llama la atención, en especial por la pileta, construida en forma de batea en honor al lavado de oro y a la producción minera que practicaban hace cuarenta años sus habitantes.
En los alrededores, se han contabilizado 200 casas patrimoniales.
Su gente, cuya historia viene de ancestros cañaris y quichuas, y luego españoles y mestizos, se dedican al comercio, sobre todo artesanías: ponchos, chalinas, y alforjas, cobijas de lana de borrego, sombreros de tamo de trigo, tejidos de cabuya y pucón, textilería artesanal de lana hecha telar, confección de ropa y cerámica.
En Nabón se respira un aire tranquilo. Uno de los personajes que uno no puede dejar de visitar en la población de ñamarín es a Don Remigio Capelo, quien elabora desde 1982, del “mishqui” del penco, el famoso tequila “Chahuarmishqui”, cuya destilación tarda ocho días para dar como resultado una apetitosa bebida con 45 grados de alcohol a quien su fabricante atribuye poderes curativos para sanar reumas, artritis, gripe y otras enfermedades, pero sobre todo que “no da chuchaqui” y la botella sólo cuesta ocho dólares, contando que la que se llevará a su casa será una de las 550 que se fabrican al año.
Además, a tres kilómetros de la entrada a Nabón se encuentra la Laguna de Curiquingue del sector Chunazana, cuya majestuosidad se asemeja a las lagunas del Cajas, e increíblemente su historia parece una verdadera bendición, pues se creó en 2008 tras un deslizamiento de más de 40 millones de metros cúbicos de tierra sobre la quebrada de Curiquingue, dejando sepultada la vía que unía a lo cantones de Nabón y Girón.