Figuras que no necesitan un ordenador para obtener tridimensionalidad. Aves que no vuelan, pero que sus alas son tan definidas que parecen agitarse. Un escarabajo, un rinoceronte y hasta un duende. Todo se puede realizar con las ancestrales técnicas del origami, en el que la imaginación se traduce en formas hechas con un simple pedazo de papel.
Nadie se hubiera imaginado que este material, inventado por los chinos en el año 105 d.C. para perpetuar su conocimiento, serviría en manos de los japoneses para hacer arte, imitando a toda la naturaleza disponible.
Sin tijeras ni pegamento o grapas, el origami construye con mucho ingenio todo que se proponga, utilizando los llamados dobleces que dan forma a singulares animales.
Por ello la Asociación Ecuatoriana de Origami ha organizado el II Encuentro Internacional de Origami denominado “Entre pliegues y volcanes”, donde han llegado varios origamistas de países vecinos, como Colombia y Perú, a más de los participantes ecuatorianos.
El colombiano Diego Alfonso Suárez, de mirada clara y rostro pueril, tiene en su pequeña maleta varias artesanías hechas de papel.
El origami tiene niveles de complejidad, de acuerdo al número o al tipo de dobleces que se hagan. “Todo el mundo lo puede hacer, lo importante es que no se caiga en el stress o se diga: ‘Yo no puedo, soy malo’. Yo les digo a mis alumnos, ¿quién es más inteligente, ustedes o el papel?, ahí todos ponen empeño sin declinar”, señala el colombiano.
El evento se llevará a cabo durante todo el fin de semana en el Mundo Juvenil del parque La Carolina, en la avenida Shyris y República de El Salvador. El encuentro tendrá exposiciones y clases demostrativas. El costo es de 2 dólares para adultos y un dólar para niños.