El ministro de Trabajo francés será interrogado por la Policía sobre sus vínculos con la heredera de L'Oreal y tercera fortuna de Francia, después de que el miércoles lo fuera su mujer, en un entramado de escándalos que desde hace semanas desgasta al gobierno de Nicolás Sarkozy.
«El consejo de ministros autoriza, en aplicación del artículo 652 del Código Penal, a Eric Woerth, ministro de Trabajo, de la Solidaridad y de la Administración Pública, a comparecer como testigo», afirma el último párrafo del resumen de prensa de la reunión semanal de gabinete presidida por Sarkozy.
Woerth, en cambio, no estuvo presente pues asistía a los debates en comisión de diputados sobre la polémica reforma de las jubilaciones.
Eric Woerth, que reiteró que no renunciará al cargo, debería ser interrogado por la policía muy pronto en su domicilio de función en el ministerio o en Chantilly, rica localidad al norte de París de la cual es alcalde, en relación con el contenido de unas grabaciones clandestinas de conversaciones entre la multimillonaria francesa Liliane Bettencourt y sus asesores entre mayo de 2009 y mayo de 2010.