Italia, apoyada por diez países más, solicitó este miércoles a la Corte Europea de Derechos Humanos que modifique su decisión de prohibir los crucifijos en las escuelas públicas, la cual podría adquirir valor de jurisprudencia en toda Europa.
El controvertido tema dio lugar a enconados debates en la Corte de Estrasburgo (este de Francia).
“El crucifijo es un símbolo pasivo que no tiene relación con la enseñanza que es laica”, explicó ante la Corte Nicola Lettieri, representante del gobierno italiano, durante la audiencia, en una sala llena de gente.
Por su parte, el abogado de Solie Lautsi, la madre italiana que presentó una demanda ante la Corte para obtener la prohibición de los crucifijos en las escuelas públicas, subrayó que su cliente “nunca dijo nada contra la religión católica”.
“En las escuelas públicas, los niños piensan que el Estado se identifica con esta religión y, cuando no son católicos, pueden sentirse minoritarios y sufrir por ello”, añadió.
En noviembre pasado, la Corte consideró la presencia de crucifijos contraria al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y al derecho de los niños a la libertad religiosa.
Según un sondeo realizado cinco días después de esta decisión, alrededor de 84% de los italianos eran favorables a que hubiera crucifijos en las escuelas.