Madrid- El deseo de «surgir» y una crisis económica expulsaron de su país hace más de una década a miles de ecuatorianos, y ahora, otra crisis, esta vez en España y en Europa, les obliga a algunos a volver, sin rencor y con gratitud, deseándole a España y a los que se quedan «que salgan adelante».
Ha sido la despedida de Yolanda Yunga, una ecuatoriana oriunda de Alausí, en la provincia de Chimborazo, que regresa hoy a su país con su esposo y sus dos hijos -un niño nacido en Alemania y una niña española- después de vivir más de quince años en Europa, diez de ellos en España.
Yolanda y Hernán Estrada recordaban, en una conversación con Efe en su casa, en medio de las maletas listas para viajar, los años que pasaron en Europa procurando «salir adelante» en medio de las dificultades.
Ambos tuvieron trabajo y hace ocho años se animaron a comprar una vivienda en Madrid, con cuyo alquiler, que ahora gestionará un familiar, seguirán pagando la hipoteca de 1.500 euros (1.800 dólares) cada mes.
La crisis dejó a Hernán sin trabajo, como a miles de inmigrantes, y los problemas acuciaron a la familia cuando ya era imposible afrontar la deuda mensual sólo con lo que podía ganar Yolanda vendiendo seguros.
«Si no hay trabajo es absurdo quedarnos y endeudarnos cada vez más», dice ella.
«Y antes de tener que ir al comedor de caridad, como muchos inmigrantes que están en peores condiciones, preferimos irnos a Alausí para intentar labrar un futuro mejor para nuestros hijos», añade Yolanda con una mezcla de pena por tener que dejar su «segunda tierra» y de ilusión por el trabajo que le espera en su pueblo.
Los Estrada-Yunga supieron que la Secretaría Nacional del Migrante (Senami), de Ecuador, ofrecía una ayuda llamada el «Cucayo» a los proyectos empresariales viables presentados por ecuatorianos interesados en volver al país.
El proyecto de Yolanda fue aprobado por la Senami y lo primero que hará al llegar a su país será acudir a concretar los pormenores de su plan para desarrollar un proyecto de siembra ecológica y agroturismo en Alausí.
En la sede madrileña de la Senami, el responsable para España, óscar Jara, explicó a Efe que este organismo auspicia desde 2008 que quienes regresen al país lo hagan en lo posible «con alguna forma de vida que les garantice que puedan vivir dignamente y además puedan aportarle al país».
«Creemos en la capacidad de las personas, en aprovechar su talento y ayudarlos todo lo posible para vincularlos al país», explica Jara.
Con respecto al «cucayo» ('alimento para el camino', en quechua), Jara explica que es un «capital semilla» que aporta el Gobierno a los emprendedores, a quienes facilita también supervisión técnica en todas las fases del proyecto.
Además, los que regresan pueden llevar consigo a Ecuador su menaje, muebles, maquinaria, herramientas y hasta un vehículo de menos de tres años de antigüedad, sin que deban pagar impuestos de entrada al país.
De 2.247 ideas de negocio presentadas en los últimos dos años, 203 se convirtieron en proyectos y recibieron el Cucayo, según la Senami.
Jara explicó también que «a pesar de la crisis» mucha gente prefiere quedarse y por eso la Senami quiere favorecer la capacidad de inserción laboral de estas personas y potenciar la formación universitaria o técnica en nichos donde pueda haber empleo.
Yolanda dice que en España deja «una parte» de su vida, incluidos algunos miembros de su familia. «Nunca hablaré mal de España, de mi segunda tierra; me voy agradecida porque me han echado una mano