Brasil amaneció hoy en clima de fiesta por el esperado estreno de su selección en el Mundial de Sudáfrica ante la enigmática Corea del Norte, un partido del que 190 millones de habitantes no esperan menos que una goleada.
Desde las primeras horas de la mañana el estruendo de los fuegos de artificio se escuchó en distintos barrios de Río de Janeiro, en un anticipo de la fiesta que se espera para las próximas horas, mientras en las calles el amarillo y el verde de la bandera nacional son los colores predominantes en la vestimenta de hombres, mujeres y niños.
Los comercios, empresas y oficinas brasileños desde hace días han fijado carteles en los que avisan a su clientela que hoy pararán sus actividades al mediodía y que las reanudarán una hora después del partido; o mañana, dependiendo del resultado y de la fiesta.
El Banco Central autorizó a los bancos a que en los días en que juegue Brasil cierren dos horas antes de lo habitual pues, por un lado, los trabajadores del sector también son hinchas de la selección y, por otro, prácticamente a nadie se le ocurrirá ir al banco durante el partido.
La fiesta estará servida en calles de pueblos y ciudades pero especialmente en la «Fan Fest Rio», un espacio de ocio construido en la playa de Copacabana de Río de Janeiro, donde hasta 20.000 aficionados pueden seguir en directo los partidos del Mundial en una pantalla de 120 metros cuadrados.