Transcurrido un año, el comportamiento del virus AH1N1 ha podido ser observado en las temporadas gripales de los dos hemisferios, donde sus consecuencias han sido incluso más leves que las de la gripe estacional.
Coincidiendo con este primer aniversario, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó hoy un documento en el que, en su descargo, insiste en varias características que hacían temible a ese virus.
Menciona, entre otras, que el AH1N1 tiene una composición genética única que combina virus de la gripe porcina, aviar y humana; y que durante su propagación mostró patrones diferentes a los de epidemias de gripe estacional, como «altos niveles de infección durante el verano» en países del hemisferio norte.
También señala que una causa frecuente de muerte relacionada con la gripe A era la neumonía viral, difícil de tratar, «mientras que en epidemias estacionales la mayoría de casos de neumonía están causados por infecciones bacterianas secundarias que responden bien a los antibióticos».
Estas y otras razones han llevado a la OMS a decidir que es necesario mantener por ahora la alerta pandémica, una situación que será evaluada nuevamente el próximo mes.
Las críticas, sin embargo, no dejan de caer contra el organismo sanitario desde hace algunos meses. La primera que caló en la opinión pública y en la prensa fue la del epidemiólogo y presidente de la Comisión de Salud del Parlamento del Consejo de Europa, Wolfgang Wodarg, quien acusó directamente a la OMS de haberse dejado influir por la industria farmacéutica en sus decisiones sobre la pandemia.