Decenas de miles de personas llenaron este sábado la principal avenida de esta ciudad portuaria para asistir a la presentación del proyecto de reformas al Código del Trabajo y a la Ley de Seguridad Social que fue entregado por el presidente Rafael Correa a la titular de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, para su trámite.
Unas 100.000 personas -según cifras de los organizadores del evento- acudieron al masivo acto realizado en avenida 9 de octubre, el mismo día en que se conmemoran los 92 años de la matanza de al menos un millar de obreros por parte de fuerzas estatales en medio de protestas, por quienes el ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, pidió un minuto de silencio al inicio de la cita.
«Este no es un día de luto, es un día de lucha para los trabajadores» señaló al empezar su intervención el presidente Correa, al tiempo que resaltó los logros laborales y para los trabajadores conseguidos en casi ocho años de gobierno.
«Nadie puede negar los avances del país y de su clase trabajadora», afirmó, al recordar conquistas conseguidas como la eliminación de la tercerización laboral, «la semiesclavitud de las empleadas domésticas» y el establecimiento de «un salario digno», uno de los más altos de la región.
El salario mínimo subió de 150 dólares en 2007 -cuando inició el gobierno- a 340 dólares en la actualidad.
En en acto, convocado bajo el lema de «Revolución del Trabajo», el mandatario ecuatoriano entregó a Rivadeneira el documento que contiene el proyecto de reformas al Código del Trabajo y a Ley Seguridad Social para impulsar mejoras para los trabajadores.
Correa explicó que el proyecto está dividido en cinco áreas: derecho a la estabilidad laboral, búsqueda de la equidad, modernización del sistema laboral, democratización de la representación labora y universalización de la seguridad social.
Entre los temas planteados están: eliminar el contrato a plazo fijo, prohibir el despido para las mujeres en estado de gestación y para los dirigentes sindicales, entre otros.
Correa también destacó la creación de la naciente Central Unitaria de Trabajadores, que aglutina a trabajadores autónomos, campesinos, amas de casa, empleados públicos y privados, a la que consideró como una muestra del «sindicalismo moderno» que busca «la supremacía del trabajo humano sobre el capital, sin negar la necesidad de este último» y que trabaja con la idea de encontrar soluciones a las tensiones entre capital y trabajo.
En el evento, al que acudieron ministros de Estado y otras autoridades, así como miles de trabajadores, también intervinieron representantes de los empleados de varios sectores como el panificador, de las amas de casa, de los empleados públicos y de los jóvenes, quienes destacaron la fecha «histórica» y los avances conseguidos durante el gobierno de la Revolución Ciudadana.