Las economías de América Latina crecerán un 1,1% en 2014, lo más bajo en cinco años, por una caída en la inversión, mientras que para 2015 se espera un ligero repunte (2,2%), informó este martes la Cepal.
En su balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2014, el organismo de Naciones Unidas destaca que el crecimiento promedio de la región este año es el más bajo desde 2009 y que la mejoría en 2015 se dará en el contexto de «una lenta y heterogénea recuperación de la economía mundial».
El bajo crecimiento regional de 2014 obedece principalmente a una caída en las inversiones y al escaso dinamismo o contracción de algunas de las mayores economías de la región, como Argentina (-0,2%), Brasil (0,2%), México (2,1%) y Venezuela (3%).
Los países que liderarán la expansión regional el próximo año serán Panamá, con un alza en su producto interno bruto (PIB) de 7,0%, Bolivia (5,5%), Perú, República Dominicana y Nicaragua (5,0%).
En el caso de Ecuador, la Cepal estima que su economía crecerá este año 4% y proyecta que en 2015 llegará al 3,8%.
«Dinamizar el crecimiento económico y revertir la desaceleración en el actual contexto de la economía mundial implica amplios desafíos para la región», señaló la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, durante la conferencia de prensa.
Añadió que entre ellos se requiere reactivar la demanda interna privilegiando la dinámica de la inversión. «Esto impactaría positivamente en la productividad y competitividad de las economías», dijo.
Para ello, el organismo propone la necesidad de expandir la arquitectura macroeconómica contracíclica incorporando mecanismos que protejan el financiamiento de la inversión, en particular de infraestructura, a través de las distintas fases del ciclo.
Asimismo, la integración regional debe jugar un rol protagónico en aumentar la demanda agregada regional, apoyar los avances en la productividad a través de la inclusión de las empresas de los países en cadenas de valor regionales, y fortalecer la capacidad de la región para enfrentar choques externos a través de la integración financiera.
Fuente: El Telégrafo