El fiscal argentino Alberto Nisman, quien denunció a la mandataria del país por presunto encubrimiento de terroristas, estaba arrodillado cuando recibió el tiro que le mató, según las conclusiones de los peritos contratados por su exmujer para investigar la muerte, reveló este jueves un diario local.
A partir de fotografías, videos y visitas a la vivienda de Nisman, donde fue hallado muerto el pasado 18 de enero, los peritos de la querella dedujeron que Nisman estaba frente a la bañera y «probablemente» tenía «un atacante ubicado detrás», unas conclusiones que contradicen las del peritaje oficial y fueron cuestionadas por el Gobierno.
Los expertos contratados por la querellante y exmujer de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, aseguraron haber descubierto manchas «lavadas» en el grifo y el lavadero del baño del fiscal, según publicó el periódico La Nación.
Además, sostuvieron que la ausencia de restos de pólvora en la mano derecha de Nisman se debía a que hubiese algo tapándola, como un «objeto o una mano».
Estas conclusiones difieren de las de la autopsia oficial, que rechazaron la participación de terceras personas en el deceso del fiscal.
Por el contrario, Arroyo Salgado sostuvo que «Nisman no se suicidó, lo mataron», en una conferencia de prensa la semana pasada en la que presentó el informe de los peritos de la querella y en la que obvio el punto 12, donde se especificaban las circunstancias de la muerte, parte de cuyo contenido amplió este jueves La Nación.
La fiscal a cargo de la investigación, Viviana Fein, ha convocado a los peritos de la parte querellante y evalúa solicitar una Junta Médica tras interrogarlos.
En tanto, el jefe de Gabinete argentino, Aníbal Fernández, declaró hoy a la prensa que la causa que investiga la muerte de Nisman «se encuentra en un juzgado de instrucción, con las pericias hechas por miembros del cuerpo médico forense que depende de la Corte Suprema y de acuerdo a los protocolos vigentes» y aseguró que «los demás son informes de peritos contratados».
Según Fernández, la querella «no presenta peritajes, sino informes» que «pueden expresar lo que se les ocurra, pero no necesariamente tienen que ser tenidos en cuenta en la causa porque no fueron hechos conforme a los protocolos».
Nisman, que investigaba el atentado de 1994 en Buenos Aires contra la mutualista judía AMIA, murió en circunstancias aún sin aclarar cuatro días después de denunciar a la presidenta argentina, Cristina Fernández, al canciller, Héctor Timerman, y a varios de sus colaboradores, por presunto encubrimiento de los iraníes sospechosos de haber planificado el atentado, que dejó 85 muertos, a cambio de intensificar las relaciones comerciales con Irán.