Los líderes de la Unión Europea (UE) están bajo presión en estos momentos.
¿El motivo?
Pues, además de la falta de vacunas y el lento proceso de inoculación en los distintos países miembros, se ha planteado la creación de un “pasaporte verde” que se entregaría a todos quienes han recibido la vacuna contra el Covid-19.
El tema ya ha sido demandado por algunos países que quieren aplicar dicho pasaporte en toda Europa.
De hecho, el canciller de Austria, Sebastian Kurz, y el primer ministro búlgaro, Boyko Borissov, pidieron que se emitan los “pasaportes verdes” para permitir que los europeos que han sido vacunados viajen.
Kurz, escribió:
“Queremos volver a la normalidad lo más rápido posible, recuperar nuestras viejas vidas y tener la máxima libertad”.
No obstante, varios funcionarios y diplomáticos de la Unión Europea han advertido que, si bien respaldan un registro de vacunación verificable, es demasiado pronto para considerar el uso de “pasaportes de vacunas” para facilitar los viajes.
Por su parte, Francia y Alemania, en particular, se oponen por temor a un cisma de viaje entre una minoría de que ha recibido la vacuna y la mayoría que no ha sido vacunado.
Mientras tanto, Grecia ha indicado que está lista para moverse más rápido que sus pares de la UE y ya ha llegado a un acuerdo de viaje bilateral con Israel.
Israel ya cuenta con la mitad de su población con al menos la primera dosis de la vacuna y ha reabierto el comercio y la cultura y el ocio.
También ocurriría lo mismo con Gran Bretaña, donde las reservas de vuelos de bajo costo a Grecia, España y Turquía se dispararon después que Londres señaló que las restricciones a los viajes de placer al extranjero podrían levantarse a mediados de mayo.
Algo sí es seguro, y es que los líderes de estos países tendrán que estudiar rápidamente opciones para desarrollar una estrategia común de certificados, pero también cómo acelerar el lento despliegue de vacunas en el continente.