Como encargado de sentar las bases para que Ecuador consiga cumplir con un gran reto, su industrialización, el vicepresidente Jorge Glas tiene claro qué ayuda hace falta: los recursos de China y de otras potencias.
«Necesitamos al país asiático y a otros aliados estratégicos para dejar de ser un país primario exportador», afirma este martes el vicepresidente en una entrevista en Pekín, donde presenta el nuevo plan de industrialización de su Gobierno tras haberlo hecho también en la India.
Glas (Guayaquil, 1969) habló con EFE en su segundo día en la capital china, después de reunirse con su homólogo, Li Yuanchao, el lunes y antes de encontrarse con representantes de una importante empresa petrolera.
El vicepresidente ecuatoriano visita China con una lista «de enormes oportunidades»: un catálogo de proyectos que superan los 20.000 millones de dólares, que van desde propuestas de inversión y financiación hasta alianzas estratégicas. Sobre todo, en industrias básicas, la punta de lanza de la industrialización en Ecuador.
«Los chinos han mostrado más interés en la siderurgia y en la petroquímica, con números más sólidos a la hora de la financiación», indicó Glas, de forma previa a que se concreten acuerdos con empresas chinas esta semana.
La situación es idónea, asegura Glas, ya que «la relación entre China y Ecuador viene fortaleciéndose de manera acelerada» y con las visitas, como la suya -su quinta, pero la primera que realiza al país asiático como vicepresidente- «se ha generado confianza».
«Es un momento trascendente para la relación, en la que se han consolidado las herramientas financieras, la forma de trabajo», comenta Glas, quien afirma que ambos países se tratan de «igual a igual, con un espíritu sano de cooperación», ya que defiende que «son complementarios» a pesar de las «infinitas» asimetrías.
«El Ecuador necesita la tecnología, la experiencia, los recursos financieros para sostener un proceso acelerado de desarrollo, de industrialización, y, por otro lado, Ecuador tiene recursos naturales no renovables que necesita China para sostener su modelo de desarrollo y su continuo crecimiento», indica el vicepresidente.
Este mensaje es el que transmitirá mañana en el foro económico «Ecuador-crece» que se celebrará en Pekín, y en el que tratará de dejar atrás el petróleo -base de la exportación ecuatoriana- y encaminar las inversiones extranjeras hacia otras industrias.
Uno de los planes que presentará será las ocho plantas hidroeléctricas que Ecuador está levantando de manera simultánea, y con las que pretende lograr que, en 2016, el 93% de la matriz energética del país sea energía renovable, con ayuda de China, y otros países.
«Vamos promoviendo. Estamos ofreciendo oportunidades a empresas chinas, como lo hicimos con las indias o las rusas», señala el vicepresidente.
Glas asegura que la ciudadanía apoya al Gobierno en esta búsqueda de colaboración, a pesar de las protestas registradas en 2012 en el país andino por un proyecto de minería a gran escala de financiación china, que llevó a dos mujeres hasta la Embajada de China para presentar sus quejas por el «daño medioambiental».
«Esos conflictos medioambientales son conflictos que genera la oposición. Tenemos normas medioambientales de las más estrictas», defiende Glas, quien opina que siempre las operaciones mineras o petroleras son «sensibles».
No obstante, el petróleo, zanja el vicepresidente, «se va a acabar en algún momento», uno de los motivos por el cual Ecuador tomó la decisión de reorientar su economía.
«El Ecuador ha tomado conciencia, sabiendo que tenemos un potencial de recursos naturales no renovables, que representa un capital social y que tienen que ser invertidos en un tipo de economía distinta», aduce el representante ecuatoriano, para quien China puede ser un buen maestro.
«En este momento -considera- nos estamos enfrentando a un proceso al que se enfrentó China algunas décadas atrás, y podemos aprender. Hay que tener humildad de la experiencia de países amigos, y ése es el caso de China».