La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, denunció este martes ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, el espionaje por parte de Estados Unidos, y dijo que «semejante injerencia es un quebrantamiento del derecho internacional y una afrenta», que no puede justificarse en la lucha contra el terrorismo.
«Brasil sabe cómo defenderse. Nosotros repudiamos, no protegemos a organizaciones terroristas, somos una democracia rodeada por democracias pacíficas que respetan el derecho internacional. Vivimos en paz con nuestros vecinos desde hace más de 140 años», sostuvo la mandataria.
Destacó que este espionaje «ha generado enojo y repudio» en todo el mundo y señaló que ha afectado especialmente a su país porque se interceptaron comunicaciones de la oficina de la Presidencia, de la misión brasileña ante la ONU e incluso informaciones «de alto valor económico e incluso estratégico».
En una referencia a su pasado como militante de oposición a la dictadura militar brasileña, Rouseff dijo que «al igual que otros muchos latinoamericanos», luchó «de manera directa contra el autoritarismo y las actuaciones arbitrarias». Recalcó que si no hay un respeto a la privacidad «no hay una verdadera democracia».
«Sin el respeto a la soberanía no hay una base para relaciones adecuadas entre las naciones. Lo que tenemos ante nosotros es un caso serio de violación de derechos humanos y de libertades civiles, un caso de invasión de privacidad e irrespeto a la soberanía nacional de mi país, se lo hemos comunicado al gobierno de Estados Unidos exigiendo una respuesta y que tome acciones respecto a esto y para que esto no se repita», enfatizo Rousseff en un encendido discurso en el plenario de líderes mundiales.
La Presidenta advirtió que el «ciberespacio no puede ser utilizado o manipulado como arma de guerra a través del espionaje, sabotaje».
En ese marco, dijo que su país buscará «establecer un marco civil multilateral para la gobernanza y utilización de internet y protección eficaz de los datos que viajan a través de internet».
En ese sentido pidió a la ONU «reglamentar como corresponde la conducta de los Estados en cuanto a la utilización de estas tecnologías».
Documentos filtrados por Edward Snowden y publicados en la prensa indican que la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) espió comunicaciones de Rousseff y la petrolera estatal Petrobras, que tiene gigantes yacimientos descubiertos en aguas brasileñas.
La gobernante suspendió una visita de Estado a Washington prevista para el 23 de octubre tras esas revelaciones.
Obama pide actuar en Siria
El presidente estadounidense, Barack Obama, fue el segundo orador, pero se refirió al tema del espionaje de manera muy general. «Hemos comenzado a revisar el modo en que obtenemos información de inteligencia para tener un equilibrio correcto entre las legítimas preocupaciones de seguridad de nuestros ciudadanos y aliados y las preocupaciones privadas que comparte todo el mundo», dijo.
El mandatario centró su discurso en defender su amenaza de usar «la fuerza militar» contra el régimen del presidente sirio Bashar al Asad y advirtió que Damasco debe enfrentar las consecuencias por el uso de armas químicas.
«Debe haber una resolución sólida del Consejo de Seguridad para verificar que el régimen de Asad mantiene sus compromisos, y debe haber consecuencias si no lo hace», afirmó.
El líder estadounidense atacó a los que dudan que Damasco estuvo detrás de los ataques con armas químicas del 21 de agosto, que según Washington causó unas 1.400 muertes.
«Es un insulto a la lógica humana -y a la legitimidad de esta institución- sugerir que otros diferentes al régimen llevaron a cabo este ataque», señaló.
Obama amenazó recientemente con una intervención militar en represalia por ese ataque, aunque frenó esa opción tras un compromiso con Rusia, aliado y protector del régimen sirio, para que Damasco destruya su arsenal de armas químicas.
Ese plan ruso-estadounidense podría conducir a la aprobación de la primera resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria tras tres intentos bloqueados por Moscú, pero las negociaciones entre ambas partes para acordar ese texto permanecían estancadas, dijeron diplomáticos este lunes.
El escollo está en la inscripción o no del texto de la resolución en el marco del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas. Este prevé medidas coercitivas que van de las sanciones económicas al uso de la fuerza, en caso de no cumplimiento de sus compromisos por parte de Siria.
Ban llama a «poner fin al derramamiento de sangre»
De su lado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que inauguró los debates en la Asamblea General señaló que «una victoria militar en Siria es una ilusión, la única respuesta es un acuerdo político».
Ban dijo que «ya es hora de poner fin al derramamiento de sangre» y alcanzar la paz que merecen los sirios y añadió que la comunidad internacional no puede estar satisfecha con el acuerdo sobre arsenales químicos mientras la guerra sigue destrozando el país árabe.