El ministro de Defensa y jefe del Ejército egipcio, general Abdel Fatah al Sisi, aseguró ayer que las Fuerzas Armadas respetan la voluntad del pueblo y no ansían el poder, pero advirtió a los islamistas de que no se doblegarán ante la violencia.
«No permaneceremos impasibles ante la destrucción del país y las amenazas contra la población», dijo Al Sisi en un discurso ante mandos de las fuerzas de seguridad, en sus primeras declaraciones desde el desalojo de las acampadas de los islamistas el pasado miércoles y la ola posterior de disturbios, que ha dejado cerca de 800 muertos.
El jefe de las Fuerzas Armadas pidió a los seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi que reflexionen, refiriéndose a aquellos que «se imaginan que la violencia hará arrodillarse al Estado y a los egipcios».
También señaló que no permitirá que se transmita a los medios de comunicación occidentales una imagen «errónea de que hay una lucha entre el pueblo», así como que se utilice el islam para «amedrentar a la población».
El jefe del Ejército señaló que en Egipto hay cabida para todas las facciones y que a las Fuerzas Armadas les preocupa «cada gota de sangre egipcia» derramada.
Sin embargo, pidió a los islamistas que revisen sus «posturas hacia la patria» y que tomen conciencia de que «la legitimidad pertenece al pueblo, que se la da y quita a quien desea».
En este sentido, agregó que Mursi debería haber aceptado la celebración de un plebiscito sobre su continuación en el cargo. «Fuimos honestos en todo y advertimos de que la disputa política llevaría a Egipto a un túnel oscuro», apostilló Al Sisi. Durante la alocución, en la que estuvo presente el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, Al Sisi elogió el papel de las Fuerzas Armadas y la Policía en proteger «el frente interno y la seguridad nacional».
La tensión se ha disparado en Egipto desde el pasado miércoles, cuando las fuerzas de seguridad desmantelaron dos acampadas de islamistas en El Cairo.
En esta ciudad, un grupo armado atacó ayer un convoy policial que trasladaba a una treintena de presos islamistas, pero las fuerzas de seguridad impidieron la huida de los detenidos, informó la agencia oficial egipcia Mena.
Los arrestados, simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, eran trasladados a la cárcel de Abu Zabal, en el norte de la capital, tras una orden de detención contra ellos por los disturbios del pasado viernes en la cairota plaza de Ramsés.
Los agresores, seguidores también de la Hermandad, según Mena, dispararon contra los policías e intentaron ayudar a escapar a los prisioneros cerca de Abu Zabal.
Los policías establecieron un cordón de seguridad alrededor del vehículo y se enfrentaron a los participantes en el ataque, a raíz del cual la Fiscalía egipcia ha abierto una investigación. Durante este ataque, un oficial de policía fue secuestrado por los islamistas que después fue liberado.
La Unión Europea (UE) anunció que revisará de forma urgente sus relaciones con Egipto y tomará medidas para impulsar el proceso democrático y poner fin a la violencia en el país, que consideró injustificable y de la que responsabilizó principalmente al Gobierno interino y al Ejército. La canciller alemana, Angela Merkel, declaró que su país tiene que revalorar su relación con Egipto y no descartó detener la exportación de armas.
Frente a estas y otras manifestaciones, el ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Nabil Fahmi informó que su país revisará toda la ayuda internacional que recibe para comprobar si se utiliza de una manera «positiva». «Es un paso lógico, pero ahora se hará con un énfasis especial por esas voces que dicen que retirarán la ayuda si Egipto no hace esto o lo otro», agregó el jefe de la diplomacia egipcia.