En los últimos años la ciudad ha convivido con el auge del sector inmobiliario y, con ello, ha sido testigo de la transformación del paisaje: donde antes había pequeñas viviendas hoy se levantan ostentosos edificios destinados, principalmente, a la vivienda y el comercio.
Sin embargo, con ello también han venido algunas dificultades para los peatones cuando los materiales de construcción son apilados en veredas o, inclusive, la calle.
Según la Secretaría de Territorio, Hábitat y Vivienda, hasta junio de este año se registraron 981 permisos de construcción en todo el Distrito Metropolitano. El mayor número de permisos se otorgó para la edificación de viviendas (4.559), seguido por la construcción de oficinas (738), locales comerciales (548) e instituciones educativas y de salud (60). Se han ocupado, en total, 7 millones de metros cuadrados para construcción.
Diario El Telégrafo constató que muchas de esas construcciones ocupan al menos 3 metros de espacio público mientras avanza la obra. Por ejemplo, en las calles Gran Colombia y Tarqui, alrededor de cinco obreros laboraban en la edificación de una casa, y el cerramiento de seguridad de aproximadamente 2 metros de ancho sobrepasaba la vereda.
Juan Sánchez, maestro responsable de la obra, comentó que ellos tienen los permisos necesarios, otorgados por el Cabildo, para ocupar ese espacio de la acera durante el tiempo que tome la construcción. Eso implica que el peatón descienda a la calzada para continuar.
Paúl Argüello trabaja en un local comercial en la avenida América. Todos los días camina por la calle Colón y señaló que ya han pasado más de dos meses desde que los constructores de un edificio a la altura de la avenida Diez de Agosto, ocupan varios metros de la vía.
De igual manera, Paola Cerón, estudiante de Arquitectura, quien toma diariamente esta vía para ir a la universidad, se quejó de que en la mañana el tráfico es insostenible, pues el material de construcción ocupa los tres metros de vereda y un carril de la avenida Colón.
Joan Berní, arquitecto encargado de la obra, indicó que el Municipio les otorgó la autorización necesaria para ocupar este espacio de la vía, el cual se extiende hasta la culminación de la obra.
En el sector de la av. Michelena, diagonal al redondel de La Atahualpa, cuatro albañiles trabajan en la edificación de una vivienda. Para la obra se tomaron los tres metros de la acera. Miguel Pucarés, uno de los obreros, manifestó que todos los permisos se encuentran en regla, por ello tomaron esa extensión y erigieron un cerco de lata que delimita el lugar.
Las ocho administracioneszonales son las encargadas de emitir los permisos respectivos a las construcciones. El departamento de Control de la Ciudad emite las autorizaciones a las empresas y personas que necesiten un espacio de la vereda.
Por lo tanto, los usuarios deben presentar a la Administración Zonal el permiso de construcción o licencia de trabajos varios y una solicitud de pedido del espacio público. El trámite tiene un costo que se establece de acuerdo al lugar, el tiempo y la dimensión de la construcción. La vigencia del documento va de tres meses a un año y puede ser renovada. La dimensión que se puede utilizar de la acera no tiene una medida exacta, pues no hay una norma que establezca cuántos metros son permitidos.
Ramiro Cruz, ingeniero de la Administración Zonal Eugenio Espejo, señaló: «Somos cuidadosos al momento de otorgar los permisos, pues no queremos que estas ocupaciones puedan afectar a la movilidad del peatón. Por ejemplo, en una acera que tiene 60 centímetros de ancho, no podemos otorgar el permiso porque interfiere con el peatón».
El Cabildo establece que las empresas o propietarios de edificaciones que ocupen espacios sin permiso o que tengan caducados sus documentos, están sujetos a sanciones como multas y la suspensión de las obras.