La avenida Nueve de Octubre se convirtió una vez más en el principal escenario de las celebraciones por las fiestas julianas.
Desde las 08:30 cientos de personas coparon los asientos metálicos de la mencionada calle, para observar el desfile cívico que todos los años se efectúa por la fundación de Guayaquil.
Juana Arcos y su hija María Villegas permanecieron sentadas en una de las sillas de metal de la avenida casi dos horas, para ver las coreografías de más de 3.000 colegiales y los carros alegóricos. «El evento debería ser más temprano, pero qué podemos hacer», indicó Castro.
Otros asistentes, como Julia Mendoza, junto con su familia, portaban sillas plásticas para ubicarlas al pie de la acera y así apreciar de cerca la actividad cultural.
Las primeras que desfilaron fueron las bandas de la Policía Nacional y de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), que interpretaron melodías como la emblemática «Guayaquileño, madera de Guerrero».
Mientras los asistentes esperaban que pasaran las agrupaciones de los colegios, decenas de personas distribuían volantes que ofrecían ropa por catálogo, celulares y artefactos de locales comerciales de la zona. No obstante, cuando aparecían los vendedores de agua eran retirados por los policías metropolitanos.
Luego de la aparición del Colegio Otto Arosemena, llamó la atención la presencia de Gloria Gallardo, quien con pantalón y blusa blanca, con encaje, se paró en algunas ocasiones para saludar con la mano al público.
Ella, quien se mantuvo alejada por un tiempo del régimen de Nebot, es de nuevo directora de Turismo y Promoción Cívica del Cabildo.
Posteriormente desfilaron las academias Naval Guayaquil, Illingworth y Altamar, entre otras; además de las cachiporreras del Colegio Guayaquil, quienes arrancaron aplausos de los presentes.
A las 11:30, recién aparecieron los carros alegóricos del «Desfile Guayaquil Más Ciudad». El primero que pasó tenía el rostro de Francisco de Orellana y como fondo estaba el cerro Santa Ana.
Posteriormente, apareció otro en el que estaba José Joaquín de Olmedo, con decoraciones que simulaban bustos de otros personajes históricos del cantón.
También captó interés la recreación ambulante de las viviendas del cerro Santa Ana. Precisamente, la finalidad del desfile era resaltar los barrios tradicionales de la ciudad. El recorrido continuó por varias horas.
Antes de la actividad municipal, a las 10:00, cientos de ciudadanos se agolparon en el Malecón Simón Bolívar, también en el centro, para presenciar una competencia de naves acuáticas. Botes a motor mostraron su potencia en el río Guayas, en una exhibición deportiva frente a la isla Santay.
Luis Mendieta, residente del sur de la ciudad, quien estuvo con su familia en el Malecón, pidió a las autoridades que se desarrollen más eventos en el afluente, pues se trata de un recurso natural que está poco explotado.
En las naves sobresalió la velocidad con la que recorrieron el borde del Malecón y el sonido de sus motores. Esta actividad duró menos de una hora.