El desarme y reducción de las armas químicas ya no es una prioridad para la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que se reúne desde ayer en Quito.
Los representantes de los 189 países que integran la organización, fundada hace 15 años, buscan crear conciencia mediante la educación y promoción de sus actividades.
Grace Asirwatham, directora de la OPAQ, comentó que se instaló una Oficina de Estrategia y Política para llegar de manera fuerte, programática y estratégica a nivel regional.
Por ejemplo, tienen previsto que Argentina pase a ser la sede del Organismo de Educación y Promoción de la OPAQ, en donde se buscará analizar aspectos como los de seguridad química.
Gustavo Zlauvinen, secretario ejecutivo de la Autoridad Nacional de la Convención de Armas Químicas, de Argentina, dijo que la idea es crear una materia en donde se hable de la responsabilidad en el uso de armas químicas.
La idea -dijo- es incluir en el pensum educativo de los países miembros de la organización, el uso responsable del conocimiento químico dual «para que los futuros profesionales en estas carreras, cuando lleguen a niveles gerenciales en las empresas, sepan tomar decisiones adecuadas».
Por ejemplo, señaló que en especializaciones como la de energía química se podría incluir una materia sobre obligaciones y responsabilidades. Afirmó que trabajarán con los países de Grupo Geopolítico de Latinoamérica y el Caribe (Grulac), pero también se busca aplicar las políticas a nivel de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Alexandra Haro, funcionaria ecuatoriana de la Dirección de Naciones Unidas, dijo que este problema solo se ha tomado como un tema militar de desarme, pero que va más allá, pues el artículo 11 prevé la cooperación internacional orientada al uso pacífico de las sustancias químicas.
Señaló que Latinoamérica está considerada como una zona libre de armas químicas y la OPAQ está calificada como la más exitosa en desarme.
Se espera que luego del encuentro se elabore un documento de trabajo para el próximo año, con miras a la reunión de autoridades de La Haya. «Pensamos en el uso pacífico de las sustancias prohibidas por la Convención, sin contraponerse al desarrollo y al progreso de los países», dijo.