El premio Nobel de la paz y ex presidente sudafricano Nelson Mandela, hospitalizado desde el 8 de junio por la recaída de una infección pulmonar, continúa en estado «crítico», informó este lunes el actual presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma.
«No soy un médico para decir cuán crítico (es el estado de Mandela)», señaló Zuma en una rueda de prensa en Johannesburgo, al agregar que «esa sigue siendo la situación de momento».
Anoche, cuando la Presidencia anunció por primera vez que la situación de Mandela era crítica, el jefe de Estado lo visitó en el hospital de Pretoria donde está ingresado y habló con los doctores sobre la salud del ex mandatario, de 94 años.
«Todos nosotros debemos aceptar como país que Madiba -como se conoce popularmente a Mandela en Sudáfrica- es ahora mayor, que tiene 94 años», dijo Zuma a los periodistas, durante un encuentro con la prensa local e internacional organizado por el gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA), que un día lideró Mandela.
«Lo que debemos hacer es rezar por él», añadió el jefe del Estado.
Zuma no afirmó que Mandela esté consciente, ya que debido a la hora de su visita de anoche, el expresidente «estaba ya dormido».
«Lo observamos, lo vimos, y después hablamos con los médicos y con Graça Machel (la esposa de Mandela)», indicó el mandatario.
Zuma calificó a Mandela como «padre de la democracia» sudafricana, al recordar que «sacrificó su vida» por esta causa, y que ha sido el preso político que más tiempo ha pasado entre rejas en Sudáfrica.
Mandela fue ingresado el pasado 8 de junio en estado «grave pero estable» por una recaída de una infección pulmonar, contraída durante sus 27 años de detención en las cárceles del régimen racista del «apartheid».
Madiba fue elegido en 1994 primer presidente negro de Sudáfrica, tras casi siete décadas de lucha contra el sistema segregacionista.
Elegido premio Nobel de la paz en 1993, junto con el entonces presidente sudafricano, Frederik W. de Klerk, Mandela encabezó la transición pacífica a la democracia.
En sus cinco años como presidente, afianzó una improbable paz racial, después de más de cuatro décadas de racismo institucionalizado impuesto por la minoría blanca.