Unas 50.000 personas marcharon ayer en Sao Paulo, donde la presidenta Dilma Rousseff hizo un viaje relámpago para reunirse con el expresidente Luiz Lula da Silva y el alcalde de la ciudad, Fernando Haddad, al día siguiente de históricas protestas en todo Brasil.
A un año del Mundial y en momentos en que se celebra en Brasil la Copa Confederaciones, unos 300 manifestantes incendiaron un coche de la televisora Récord, situado frente a la alcaldía, y un quiosco policial. Los brasileños marchan en contra del alza de pasajes y exigen más inversión en salud y educación, antes que en estadios.
Fueron dispersados por la Policía, que les lanzó gases lacrimógenos y balas de goma. Un hombre fue herido en la pierna. Pero varios regresaron al lugar y saquearon negocios, llevándose joyas, televisores de pantalla plana y zapatos hasta que fueron dispersados nuevamente, constató una periodista de la AFP. En la avenida Paulista, una de las principales de la ciudad, unas 50.000 personas marcharon pacíficamente, según la encuestadora Datafolha.
Otras protestas tuvieron lugar en una treintena de ciudades más pequeñas, entre ellas Juazeiro do Norte (Ceará, noreste), donde la Policía debió colocar al alcalde Raimundo Macedo en un camión de transporte de valores durante horas para protegerlo de una multitud que protestaba contra recortes de sueldo de profesores. También hubo marchas en Sao Gonçalo, una pequeña ciudad cercana a Río; en Florianópolis (sur) y Manaos (norte).
Porto Alegre (sur), Recife (noreste) y otras capitales estatales brasileñas anunciaron ayer reducciones en el precio del transporte público tras las multitudinarias protestas.
El alcalde de Sao Paulo aceptó revisar la tarifa de los autobuses tras una reunión con integrantes del Movimiento Pase Libre, según los cuales las manifestaciones continuarán hasta que se revoque el aumento.
El alcalde de Río, Eduardo Paes, donde el lunes tuvieron lugar las mayores y más violentas protestas del país, admitió que el transporte público es de “muy poca calidad” y dijo también que está dispuesto a negociar el valor del pasaje de autobús. Por su parte, el gobernador, Sergio Cabral, sostuvo que las protestas “muestran una juventud deseosa de participar”, pero indicó que la tarifa de autobús del Estado “es una de las menores del país”.
Rousseff se comprometió a escuchar a los 250.000 manifestantes que marcharon el lunes en todo el país. “Mi gobierno está escuchando esas voces por el cambio. Mi gobierno está empeñado y comprometido con la transformación social”, dijo. “Este mensaje directo de las calles es de repudio a la corrupción y al uso indebido del dinero público”, afirmó la mandataria, que ha despedido a siete ministros acusados de desvío de dineros públicos.
Para esta mañana están previstas otras marchas en las principales ciudades del país, incluidas las seis sedes de la Copa Confederaciones. Ese día hay partidos en Río, Salvador y Fortaleza (noreste).
“Brasil nos pidió ser sede de la Copa. Nosotros no se lo impusimos”, dijo el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en respuesta a las manifestaciones que critican los 15.000 millones de dólares que costará el Mundial y la Confederaciones.