Las ventas de «1984»,novela de George Orwell, se dispararon en el portal Amazon.com desde que se descubriera el escándalo del programa PRISM, de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), un servicio de inteligencia de Estados Unidos.
Tres ediciones del libro de Orwell se han agotado desde que el ex agente de la CIA, Edward Snowden, revelara que PRISM permite vigilar las llamadas telefónicas de los estadounidenses, con lo que -asegura el Gobierno norteamericano- se han evitado muchos ataques terroristas.
Como ocurrió cuando Hugo Chávez le regaló a Barack Obama el libro Las venas abiertas de América Latina, del uruguayo Eduardo Galeano, se ha generado un interés masivo por la obra del inglés Orwell.
Pero esta vez, el registro de las ventas de «1984»,novela publicada en 1949, subieron un 183%, según los datos más actuales de Amazon. Pero una edición en especial, llamada Centennial, llegó a multiplicar sus ventas un 7.000% (70 veces).
En «1984», Orwell, un socialista radical que sostenía que la Unión Soviética no era una sociedad comunista, planteaba un mundo en el que todo -desde la gente que camina en las calles, hasta la intimidad de la habitación- era monitoreado con cámaras de vigilancia.
Mientras que esto sucedía, el Estado informaba de constantes buenas noticias en gigantes pantallas por todo el país ficticio que describe Orwell. A fines de los 40, el inglés consideraba seriamente el riesgo de que el pensamiento de los ciudadanos terminara por ser controlado por un discurso oficial que eliminaba toda prueba de una realidad que se opusiera a la suya.
Precisamente, el pensador estadounidense Noam Chomsky denominó como Problema de Orwell a la práctica y la capacidad de sistemas totalitarios para difundir creencias que adquieren un carácter de indiscutible, aunque en realidad no tengan fundamento.
Ahora que el FBI ha dicho que el PRISM habría permitido anticipar los atentados del 11 de septiembre, el tema de la sociedad orwelliana ha entrado en debate, y ha evidenciado cómo en EE.UU. el miedo al terrorismo convierte al espionaje civil en un aspecto secundario, pese a estar expresamente prohibido por la Cuarta Enmienda de la Constitución estadounidense.
Una encuesta en EE.UU., realizada por el Centro de Investigación Pew y el Washington Post, indicó el lunes pasado que el 56% de los estadounidenses considera «aceptable» que la NSA rastree archivos telefónicos como parte de una investigación antiterrorista.
Según otra encuesta, de Gallup, difundida por CNN, un 42% de estadounidenses reprueba que Snowden haya revelado la existencia de un sistema secreto de vigilancia.