El esperado juicio contra Bradley Manning, acusado de la mayor filtración de documentos clasificados de EE.UU., comenzó este lunes tras mil cien días de arresto y una larga fase preparatoria en la cual se intentó extremar el celo para no afectar a la seguridad nacional.
La diligencia se lleva a cabo en la base militar de Fort Meade, cerca de Washington. Vestido con su uniforme, el exsoldado de 25 años, delgado y con rostro adolescente, inició su comparecencia a las 09H45 (hora local) ante la jueza militar Denise Lind.
En la primera jornada del juicio formal la Fiscalía llamará a testificar a dos investigadores y al compañero de habitación de Manning durante su despliegue en Irak, donde fue detenido en mayo de 2010 tras supuestamente poner a disposición de WikiLeaks centenares de miles de cables del Departamento de Estado y datos de las guerras de Irak y Afganistán.
Manning se declarará culpable de 10 de los 22 cargos que le imputa la justicia militar de su país, según anunció en febrero su abogado David Coombs, por lo que podría ser condenado a un máximo de 154 años de cárcel.
La Fiscalía, que representa al Gobierno de Estados Unidos, buscará en este juicio, que se espera que se prolongue hasta agosto, la pena de cadena perpetua para Manning, por ayuda al enemigo, el cargo más grave al que se enfrenta.
Los fiscales, que representan al Gobierno estadounidense, llamarán al estrado a 24 testigos cuyas declaraciones deberán ser protegidas bajo secreto, entre ellos diplomáticos, responsables de inteligencia, militares y otros funcionarios estadounidenses de alto nivel.
La acusación intentará probar que Manning hizo uso inapropiado de información clasificada conscientemente y la puso a disposición de WikiLeaks sabiendo que ponía en riesgo la seguridad nacional y podría ser utilizada por enemigos como la organización terrorista Al Qaeda.
En tanto de varias decenas de manifestantes se concentraron hoy a las puertas de la base de Fort Meade (Maryland), donde las medidas de seguridad se han extremado, para pedir que se exculpe a Manning y se le premie por haber dado a conocer la realidad de la guerra.
El proceso pondrá a prueba la capacidad de las instituciones estadounidenses de garantizar el derecho a la libertad de prensa en un momento en que se cuestiona públicamente el celo de la Administración de Barack Obama por proteger su operaciones encubiertas en la guerra contra el terrorismo internacional.