La Agencia de Noticias Andes tuvo acceso a un documento signado por el presidente de la Nacionalidad Waorani del Ecuador (NAWE), Cawetipe Yeti, en el que pide a la petrolera española Repsol YPF dos camionetas Toyota, una casa cubierta, 15 viviendas y 4.000 metros de malla, «necesidades urgentes de la comunidad Yadentado, por la muerte del Hombre Guerrero Ompode y Bongenei».
La misiva, dirigida al gerente de Repsol, José Araujo, pide «Apoyo Urgente», y también refiere al «mandato del V congreso Waodani (siq), ralizado en la comunidad de Dikado, el día 26-27 de marzo del 2012, cumplo el pedido de la comunidad del Bloque N 16, influencia directa de la compañía».
La carta finaliza «Esperando su respuesta favorable en plazo de 24 horas».
Chrystiam Cevallos, asesor del ministerio de Recursos Naturales no Renovables, dimensiona las relaciones que tiene la industria petrolera actualmente con las comunidades indígenas amazónicas, en relación a los ataques entre grupos Waorani y Taromenane, durante marzo.
Cevallos explica que el cambio de contrato, de Contratos de Participación al de Prestación de Servicios petroleros, devolvió la responsabilidad del desarrollo al Estado.
«Con Contratos de Participación implicaba que las empresas eran dueñas de la producción y eran responsables del relacionamiento con la comunidad, debían generar compensaciones, indemnizaciones por fuera del Estado, y eso rompió una dinámica de relación entre el Estado y las comunidades y las empresas se sometieron a chantajes», dijo.
El asesor del ministro Wilson Pástor explicó que «cuando cambiamos el modelo de contrato a servicios se establece que el desarrollo es un problema del Estado, eso cambia diametralmente las relaciones, porque ya no existe la relación de la empresa con la comunidad, sino del Estado con la comunidad».
«El concepto de compensación ambiental era devolver un bosque si se afectaba un bosque, pero pasaba que además, las comunidades tenían otras necesidades, demandaban vías, luz, agua, hospitales y las empresas se hacían cargo de todo el concepto de desarrollo, las comunidades tenían la idea de «si no le saco a la empresa, no tengo a quién sacarle».
A inicios de marzo dos indígenas waoranis fueron presuntamente asesinados por miembros de grupos indígenas no contactados (tagaeris y taromenanes), a unos 240 kilómetros desde la ciudad del Coca.
Ompore Omeway y su esposa habrían fallecido tras recibir aproximadamente 15 y cinco lanzazos, respectivamente. Tras atacar a la pareja de esposos, los responsables del hecho destruyeron la vivienda y se llevaron varios machetes, además de ollas y otros utensilios de cocina.