Tras la alerta epidemiológica declarada en la clínica Cotocollao, al norte de Quito, el fin de semana se iniciaron los respectivos procesos de control. Esto ocurre luego de que el jueves pasado se registró la muerte de una niña recién nacida, al parecer, a causa de una infección bacteriana, la cual, a su vez, habría contagiado a otros pequeños pacientes.
La alerta de lo que sucedía en la clínica la remitió el Hospital de Niños Baca Ortiz al Ministerio de Salud Pública (MSP). Por ello, la Comisaría de Salud de Pichincha decidió clausurar temporalmente la casa asistencia privada, que tiene 15 años de existencia.
Tras la notificación, se dio paso a la inspección del establecimiento en compañía del equipo técnico-médico del MSP, que al revisar los respectivos expedientes informó a los familiares de los pacientes que debían transferirlos a otras casas de salud, “por precaución”. La tarea se cumplió con varias ambulancias dispuestas por el MSP.
En total se movilizó a 13 personas, 9 de ellos en edades de entre 20 y 26 años, así como un adolescente y un adulto mayor. Mientras los 4 neonatos que presentaron síntomas parecidos a la gemela que falleció el jueves pasado fueron trasladados al hospital Baca Ortiz.
Virginia León, administradora de la clínica, dijo que durante 6 meses el MSP, bajo el programa “Red pública complementaria”, transfirió desde hospitales públicos hacia esa casa de salud a 172 mujeres con “embarazos críticos de alto riesgo” que derivaron en partos prematuros, con complicaciones como inmadurez pulmonar e infecciones, lo que aumenta la posibilidad de mortalidad del bebé en el nacimiento.
Con ello aclaró que el caso de la niña fallecida no fue por contagio de alguna bacteria, sino producto de un “embarazo gemelar crítico, con bajo peso e inmadurez pulmonar, con un posterior paro respiratorio”.
Sobre la base de los análisis realizados a los 4 neonatos en el Baca Ortiz, León dijo: “No existe ningún proceso infeccioso, son niños prematuros graves, críticos, que necesitan un tiempo de evolución para salir bien”.
En el momento en que las autoridades de salud procedían a la clausura de la clínica, vieron que las puertas enrollables no se podían cerrar porque estaban remordidas y llenas de polvo. Eso mostraba que la clínica carecía de una adecuada limpieza.
Ayer, el MSP indicó a través de un comunicado de prensa que la medida adoptada (clausura) es de “prevención inmediata”, para resguardar la salud de los pacientes allí internados ante la posibilidad de contaminación. Además, aclaró que no significa que la clínica esté considerada como un agente infeccioso.
Según fuentes médicas consultadas, en el país existen altos índices de muerte de neonatos por contagio bacteriológico. Entre 2010 y 2011 hubo 26 casos en el hospital Isidro Ayora en Loja, infectados con la bacteria Enterobacter, mientras que la Serratia marcescens produjo el deceso de 6 de 11 contagiados en el hospital Francisco de Ycaza Bustamante de Guayaquil.