Barcelona, España.-
La primera vez que el escritor español Pablo Martín Sánchez tecleó en Google su nombre le pareció que uno de los cientos de resultados que encontró merecía una novela.
Se trataba del anarquista Pablo Martín Sánchez, el protagonista de “El anarquista que se llamaba como yo”.
El autor de Reus (noreste de España) explica que el Pablo Martín Sánchez de su título fue un impresor, nacido en Baracaldo, que en 1924 fue condenado a muerte tras participar junto a un centenar de camaradas en una revuelta anarquista contra la dictadura del general Primo de Rivera, que rigió en España de 1923 a 1930.
Cual ratón de biblioteca, Pablo Martín pasó meses documentándose sobre el personaje, ya fuera leyendo los periódicos de la época, que consultó en la Biblioteca Nacional, ya fuera hojeando docenas de libros o viajando hasta los escenarios por los que transcurrió su homónimo.
Finalmente, acabó armando un artefacto literario que publica Acantilado, de más de 600 páginas y que contiene, en su opinión, “dos novelas en una”, puesto que tanto narra la vida del revolucionario, como se centra en el complot, que tuvo lugar en Vera de Bidasoa (Navarra) y que también trató Pío Baroja en “La familia de Errotacho”.
Jugando con realidad y ficción, considera el novelista que ha convertido “a un secundario y un anónimo, que acabó de cabeza de turco en protagonista”. “No hay una verdad, sino muchas, y en literatura verdad y mentira son solo prejuicios estéticos”.
Por otra parte, asegura que peripecias que habían nacido de su imaginación, ya con la novela cerrada, han acabado siendo ciertas, mientras que hechos narrados en crónicas ha descubierto luego que no fueron exactamente como quedaron reflejados en el papel.
De todos modos, lo que no quiso es cansar al lector con muchos datos, “porque uno no se puede pasar con eso”. Pone como ejemplo que pudo documentar que en la época se vendían ya las sopas Maggi, y aparecían en una escena, pero optó por eliminarla “para no dejar extrañado al que se enfrente con el texto”.
El relato, sin embargo, no desaprovecha para mostrar desde los ojos del pequeño Pablo la aparición del cinematógrafo en la Carrera San Jerónimo de Madrid o, ya más tarde, la evolución del movimiento anarquista.
Pablo Martín Sánchez, además, quiso ahondar en aspectos desconocidos del otro Pablo Martín Sánchez, especialmente relacionados con su niñez en el País Vasco y su juventud y su estancia en París, donde se urdió el atentado contra Primo de Rivera.
Reconoce, sin embargo, que ha dejado un final abierto porque, a día de hoy, no están muy claras las circunstancias de la muerte del anarquista. Precisamente porque la historia se torna imprecisa, dijo.