La tradición de quemar el año viejo y reventarlo con camaretas se contrapone a la comercialización de estos explosivos. Sin embargo, aquello no impidió la oferta y demanda de estos artículos explosivos de manera clandestina.
A pesar de los operativos policiales para evitar el comercio ilegal de camaretas, sí hubo venta, pero en menor escala que años anteriores.
El pasado lunes, horas antes de que concluyera el año 2012, gendarmes decomisaron grandes cantidades de material explosivo en diversos puntos del país.
En el Centro Histórico de Quito, la Policía incautó 13 cajas de camaretas y 35 sacos llenos de juegos pirotécnicos. El operativo se realizó en dos locales ubicados en este punto de la capital.
Además, se encontraron diversos medicamentos, entre ellos 850 cajas de Buscapina y 176 cajas de Terramicina.
Los dueños de los locales no supieron explicar la procedencia de los productos.
En Chone, provincia de Manabí, también hubo incautación de material explosivo. Policías del lugar hallaron, en diversos sectores de la ciudad, varios tipos de juegos pirotécnicos, entre ellos: 36 paquetes de metralletas, 15 cajas de estrellitas, 18 cajas de fósforos chinos, 3 mariposas de colores, 4 fundas de piedras explosivas, 1 paquete de palos de luces y 2 rosas de colores.
Mientras que en Ambato, en las afueras del Mall de los Andes, también hubo un operativo para evitar la venta clandestina de esos artículos. En el lugar y otros puntos de la ciudad fueron decomisados: 1.868 diablillos, 570 silbadores, 28 cajas de sonajeros, 3 camaretas tumbacasas, 665 torpedos artesanales envuelto en tela y 21 voladores.