La comunidad cibernética que hace un par de años ovacionó la aparición de Instagram está furiosa por un cambio en los términos de uso que permite la venta de miles de millones de fotografías sin crédito para los autores.
El cambio lo decidió Facebook, que en septiembre pasado adquirió por 1.000 millones de dólares a Instagram y sus casi 5.000 millones de fotografías archivadas por millones de personas en todo el mundo, y permitirá el uso de las fotos y otros datos de los usuarios para la publicidad que se añadirá a Instagram.
La revista Wired, que cubre el mundo de la tecnología cibernética, de inmediato publicó una «guía para el usuario» con los pasos para abandonar Instagram llevándose las fotos, y la revista The Atlantic publicó un artículo en el cual explica por qué es más beneficioso el pago de una «aplicación» en lugar del uso de servicios gratuitos como Instagram.
El experto en redes sociales Chris Taylor, en un artículo que publica la revista cibernética Mashable, afirmó que bajo estas nuevas normas «Instagram, básicamente, pone tu vida a la venta».
«Las nuevas normas, que entran en vigencia el 16 de enero, son mala noticia para los 100 millones de usuarios que quieren poco o nada que ver con Facebook», agregó Taylor.
La norma que ha causado furor es clara. «Usted (el usuario) está de acuerdo con que una empresa de negocios u otra entidad nos pague por el despliegue de su nombre de usuario, imagen, fotos (junto con cualquier metadata relacionado), … sin compensación para usted».
Esto significa, en la descripción de Taylor, que un usuario podría encontrarse, de pronto, con un aviso publicitario en el cual las imágenes son del usuario mismo, su pareja o su hija cuando perdió un diente el mes pasado.
Eileen Brown, que escribe sobre redes sociales en ZDNet, no encontró mucho para escandalizarse porque Instagram, que ha provisto un servicio gratuito de intercambio de fotografías para millones de personas, ahora busque lucrarse con las imágenes que se le entregaron gratuitamente.
«Pero si a usted le da repeluz la idea de que una compañía gane dinero a partir del servicio gratuito que le ha ofrecido para manejar sus fotos, videos y otros datos, hay algunos pasos que puede dar», aconsejó Brown.
«Use un servicio como Softonic o Instaport para transferir sus fotos a su computador -continuó-. O borre su cuenta de Instagram antes del 16 de enero. Y, mientras está en ello, también le conviene liquidar asimismo sus cuentas de LinkedIn y Facebook, ya que ambos tienen párrafos similares en sus términos y condiciones».
Emma Woollacott calificó en TG Daily las nuevas normas de uso de Instagram como «una demostración asombrosa de cara dura: ahora la empresa tiene el derecho a usar el nombre y las fotos de sus usuarios para cualquier cosa que se le ocurra, incluida la venta a terceras partes para la publicación de avisos».
El bloguero Barry Ritzhold recordó esta mañana que por muchos años ha criticado a Facebook «empezando por su valuación absurda, y luego por su abuso de los datos confidenciales de sus usuarios, sus cambios frecuentes de términos, y el desdén general con que trata a sus usuarios».
«Aunque yo era un fanático de Instagram, una vez que Facebook compró la compañía dejé de usar la aplicación. Ahora leo las nuevas normas de servicios y no son más que una chifladura», agregó.
Cord Jefferson, en un comentario para The Gawk, fue más sucinto: «Las absurdas normas nuevas de Instagram son una carta de suicidio».