El Centro Histórico acogió ayer a miles de personas, atraídas por una serie de eventos públicos organizados para conmemorar los 478 años de fundación de Quito.
Preparados con paraguas y sombreros para cubrirse de los inclementes rayos solares en toda la ciudad, los turistas se congregaron en la Plaza de la Independencia para observar a los grupos de danza convocados por el programa “América baila para Quito”.
Otros hacían largas colas para ingresar y recorrer el Palacio de Gobierno.
Sonia Trujillo llevó de paseo a sus hijos y la primera parada fue el Palacio de Carondelet.
“Es un símbolo de Quito, pero no lo conocemos adentro y hoy podremos entrar gratis, así que aprovechamos la oportunidad. Antes era un privilegio solo de las autoridades”.
Los autos dejaron de transitar por la calle García Moreno para el uso exclusivo de los peatones. Todo el casco colonial lució repleto de turistas, quienes tuvieron la posibilidad de disfrutar en cada plaza de un espectáculo musical o cultural.
La Iglesia de la Compañía también fue visitada, especialmente por turistas extranjeros. Sasha Lema, de nacionalidad chilena, contó que le pareció un lugar sorprendente.
“El cuidado de las estatuas y de las figuras hechas con pan de oro es admirable”.
Al frente de la iglesia, decenas de personas también hacían fila para entrar al Museo Numismático. Al Museo de la Ciudad, en cambio, llegaron atraídos por la historia que ahí se concentra sobre personajes ilustres de la época colonial.
En todos los rincones del Centro Histórico se escuchó la canción Tuna Quiteña, que fue entonada por varias bandas musicales.
En el bulevar 24 de Mayo, la Banda Instrumental Cotopaxi, de la Policía Nacional, hizo bailar por más de 20 minutos a quienes transitaban por el lugar.
Cuando intentaba concluir su presentación el público le pedía otro tema, hasta que fue inevitable y los músicos volvieron al bus que los llevaría a otra plaza para continuar con el show.
En la plaza San Francisco otra banda de música entonó canciones tradicionales como el “Chulla quiteño”, “Mi Quito es un edén de maravillas”, “Tuna quiteña”, entre otras, pero al estar ubicados en la puerta de la iglesia San Francisco la gente prefirió solo observar y se abstuvo de bailar.
Marisol de los Bosques comentó que decidió ir al Centro Histórico porque, a más de las actividades culturales que estaban en agenda, “también es importante conocer el patrimonio cultural que lo tenemos a la mano”.
La mujer agregó que durante estas fiestas se brindó seguridad a los transeúntes por parte de la Policía Nacional y Metropolitana y hubo parqueaderos.
Esa fue la tónica en el centro de la ciudad durante el feriado local por las fiestas de Quito. En otros sectores, las familias paseaban por los parques y otros hacían ejercicio.
En el parque El Ejido la gente hacía deporte en las máquinas instaladas por el Municipio.
Yolanda Molina llegó con sus tres hijos y su esposo desde Luluncoto, en el suroriente de Quito.
En su paseo disfrutó del show de los comediantes y observó las artesanías.
Según datos del Municipio, los más de 450 eventos organizados por las fiestas de Quito convocaron a más de medio millón de personas y se convirtieron en un factor dinamizador del comercio y la economía popular, que benefició -incluso- a varias asociaciones de vendedores que solían trabajar en la feria taurina de Quito.
Las actividades que concentraron mayor cantidad de gente fueron los conciertos que se realizaron desde el 30 de noviembre hasta el 1 de diciembre en la Plaza Cívica Quitumbe, en el sur de la ciudad.
El primer día asistieron 40 mil personas, en el segundo 50 mil y el último día 80 mil, superando la capacidad de la plaza.
Igualmente, los desfiles de la confraternidad tuvieron una concurrencia masiva.
Al sur de la urbe se reunieron 65 mil personas y en el norte cerca de 50 mil.
Como parte de la tradición, las autoridades municipales y gubernamentales conmemoran a la capital de los ecuatorianos con una sesión solemne que, este año, se realizó en el Teatro Nacional Sucre.
Los concejales metropolitanos tenían previsto otorgar varias condecoraciones a varias autoridades y personajes destacados.
Carlos Pólit, contralor del Estado, recibiría la Condecoración Gran Collar Sebastián de Benalcázar; Philippe Baril, gerente de Quiport, la Condecoración Gran Collar Luis Héctor Barón de Carondelet; el velocista álex Quiñónez, la Condecoración al Mérito Deportivo Ciudad de Quito; y el Cuerpo de Bomberos de Quito, la Condecoración María Verónica Cordovez, entre otros.
La Condecoración Gran Collar Rumiñahui, destinada a personalidades nacionales o extranjeras, se declaró desierta.