El Gobierno israelí estudia diversas medidas de represalia contra los manifestantes por la iniciativa, que considera una “acción unilateral” que los aleja de una solución negociada al conflicto.
Unos mil palestinos se congregaron ayer frente a la Muqata de Ramala en apoyo a la decisión del presidente palestino, Mahmud Abás, de pedir el próximo jueves a la Asamblea General de la ONU el reconocimiento de Palestina como Estado observador.
Entre los asistentes a la convocatoria, que había sido anunciada oficialmente por la sede presidencial, había numerosos estudiantes y funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Al inicio del acto, Abás se dirigió a los congregados para subrayar que el reconocimiento en Naciones Unidas permitirá a los palestinos “actuar en todas las agencias e instituciones de la ONU y ser reconocidos como un Estado bajo ocupación”.
“Y, después, el paso siguiente es la reconciliación, que nos proveerá la oportunidad de formar un frente unido contra la ocupación”, dijo sobre la división entre las dos principales facciones, Hamás, que gobierna en Gaza, y Al Fatah, que él lidera y vertebra el Ejecutivo de la ANP en Cisjordania.
El próximo jueves, la Asamblea General votará una propuesta de Abás para el cambio de estatus de la delegación palestina a Estado observador.
Palestina obtendría un estatus similar al del Vaticano, que le permitiría el acceso a varias agencias de Naciones Unidas.
Por su parte, el máximo líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, advirtió ayer a Israel que “recibirá decenas de miles de proyectiles” si ataca el Líbano para vengarse de su “derrota” en la Franja de Gaza.
“Israel tuvo miedo de los proyectiles que cayeron en Tel Aviv, pero le digo que si agrede al Líbano tendrán que soportar decenas de miles (de proyectiles), que no solo caerán en Tel Aviv, sino también en otras partes del territorio israelí”, dijo Nasralá en una videoconferencia ante decenas de miles de seguidores en Beirut.
Nasralá pronunció ayer un discurso con motivo de la festividad religiosa chií de la Achura, que durará diez días y comenzó el viernes pasado.