Los malos olores en casi todos sus tramos y el color obscuro de sus aguas muestran la contaminación en el río Burgay, que atraviesa la ciudad de Azogues.
El río cañarense presenta problemas sanitarios por las descargas de aguas residuales, a lo que se suma la basura arrojada en su lecho por los ciudadanos. Esto provoca un deterioro en su entorno natural.
A pesar de la inversión de $ 4,5 millones en el año 2009 para la primera fase de construcción de colectores marginales, la situación del río Burgay no ha cambiado. “La contaminación en el río sigue existiendo y mientras no se construya la planta de tratamiento, eso no cambiará”, dijo Cornelio Cajas, gerente de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Emapal).
Cajas manifestó que con los 12 km de colectores construidos se dejó de tener impacto puntual en zonas pobladas; sin embargo, la situación no varía, pues los receptores interceptan el agua residual y la vuelven al río. “Solo que las aguas están saliendo en otros puntos, pero no deja de haber contaminación”, sostuvo.
Manifestó, además, que el trabajo de descontaminación del río es un proyecto integral compuesto por tres fases. La primera ya culminó; la segunda fase, con una inversión de $ 5,2 millones, aún no inicia. La tercera fase comprende tres km de colectores y la construcción de la planta de tratamiento en alianza con la empresa Etapa de Cuenca.
“En este momento, el Municipio ejecuta el proceso de obtención de la licencia ambiental que permitirá construir la segunda y tercera fases de los colectores”, dijo Melvin Alvarado, director de Medio Ambiente de Cañar.
El funcionario manifestó también que la solución no está solo en la construcción de la siguiente fase, pues el río Burgay no solo pasa por Azogues sino también por el cantón Biblián. “Ellos también están construyendo colectores para sanear el río, que es lo que nos interesa”, sostuvo Alvarado.
Por su parte, Gerardo Correa, jefe de la sección Normativa Ambiental del Municipio de Azogues, expresó que desde hace varios años se trabaja en la recuperación del curso de agua. “Hace tres años el río estaba totalmente contaminado, eso provocaba la proliferación de moscos y malos olores, lo que hacía que los visitantes no vayan a ese sector”, dijo el funcionario.
La construcción de los colectores para evitar el daño de las márgenes del río y la realización de campañas de sensibilización para que las personas no arrojen basura integran la labor realizada por parte del Municipio para reducir la contaminación; sin embargo, la última parte no ha tenido un gran efecto en la población, pues se observa que todavía la ciudadanía arroja desperdicios de todo tipo en sus orillas, e incluso en las aguas.