En el mercado ecuatoriano circulan en promedio 2’400.000 tarjetas de crédito de diferentes clases y tipo. Según la Asociación de Bancos Privados, para otorgar ‘el plástico’ se analiza la capacidad real de pago del cliente. Sin embargo, ahora para obtener un crédito ya no se necesita una tarjeta y se lo puede obtener presentando la cédula de identidad.
Es indeterminable el valor del crédito que se otorga a los clientes a través de una tarjeta de crédito. Daniel Jaramillo, asesor de ventas de electrodomésticos, asegura que hasta el 2007 era común que los clientes adquieran sus equipos con tarjetas emitidas por entidades del sistema bancario, pero al ver que no todos podían acceder al crédito bancario, las empresas de ropa, electrodomésticos y alimentos optaron por entregar sus tarjetas comerciales.
El 57% de las compras a través de tarjetas de crédito son con pago corriente y el 43% con pago diferido. Las tarjetas manejaban varios intereses entre 15% y 16,30% sobre el valor de la compra, establecido como el tope señalado por el Banco Central del Ecuador para créditos de consumo.
Por segmento de crédito, entre diciembre de 2007 y mayo de este año, la cartera comercial se expandió en el 79,1%, la de consumo en el 138,1%, la de microcrédito en 112,7% y vivienda en el 31,6%.
Analistas plantean que las empresas ajustan su tasa de interés considerando factores como el hecho de compensar la inversión de riesgo que realizan y generar rentabilidad por la colocación de fondos.
Actualmente los almacenes que trabajan con crédito directo ya han adaptado sus estructuras para atender a los usuarios, luego de que en julio la Superintendencia de Compañías eliminara la posibilidad de entregar tarjetas de crédito. Este año la expansión de este crédito se ha contraído un 7%. En el 2010 y 2011 la expansión era del 15%. En tanto, la Subdirección de Atención al Cliente de la Superintendencia de Bancos puso a disposición de la ciudadanía en la página (www.sbs.gob.ec) un formulario de reclamos para denunciar a las instituciones que incrementen el valor de sus productos por pagos con tarjetas de crédito.
Pedro Solines, superintendente de Bancos, informó que las sanciones que se aplicarían a quienes incrementen los precios van desde los 1.000 a los $ 7.000, si al subir el costo no informaron al cliente.
La Subdirección en el 2011 reportó 1.800 reclamos: el 55% por tarjetas de débito, el 13% por tarjetas de crédito, 7% por operaciones de crédito, y el 25% restante a otro tipo de operaciones bancarias.
Hasta el 30 de septiembre del 2012 los principales reclamos fueron por: tarjetas de débito 21%, cuentas de ahorro 20%, cuentas corrientes 10%, tarjetas de crédito 9%, operaciones de crédito 8%, atención al cliente 5%, central de riesgo 5%, cheques 5% e inversiones 1%.