El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su contendor republicano, Mitt Romney, luchaban codo a codo el martes y hacían un llamado de último minuto para que sus simpatizantes acudan a las urnas en un puñado de estados que decidirán al ganador en la carrera a la Casa Blanca, que se posesionará el 20 de enero del 2013.
Los centros de votación en los 50 estados de la nación, que tiene seis husos horarios, ya abrieron sus puertas, los últimos en Hawai, y los de la costa Este serán los primeros en cerrar en torno a las siete u ocho de la noche hora local (00.00 GMT del miércoles).
Escuelas públicas, iglesias y centros comunitarios sirven de centros de votación para elegir al presidente y para definir, además, la configuración de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado, once puestos de gobernador, decenas de iniciativas ciudadanas y miles de cargos locales y estatales.
Los primeros en emitir su voto fueron los diez habitantes de la diminuta aldea de Dixville Notch, en el estado nororiental de Nuevo Hampshire, un minuto después de la medianoche, y el rápido escrutinio arrojó un empate entre Obama y Romney, tal como han señalado las últimas encuestas.
Quizás por eso tanto Obama como Romney rompieron hoy con la tradición de que los candidatos presidenciales toman un descanso y pasan el día con sus familias para esperar los resultados.
Obama visitó hoy una oficina de su campaña en Chicago (Illinois), su ciudad adoptiva, desde donde llamó por teléfono a voluntarios del estado de Wisconsin para agradecerles por «trabajar duro» en su nombre y movilizar a los votantes.
Además, felicitó a Romney por su «enérgica» campaña, aseguró que los seguidores de su rival son «tan comprometidos y entusiastas» como los demócratas y agregó que también están «trabajando duro hoy».
«Tenemos confianza en que conseguiremos los votos para ganar», subrayó Obama, quien ya había votado por adelantado en Chicago el pasado 25 de octubre para dedicarse hoy a realizar entrevistas para radio y televisión.
Obama, que jugará al baloncesto con amigos y asesores para relajarse antes del cómputo de votos, almorzará y cenará en su casa junto a su familia y por la noche se desplazará al centro de convenciones McCormick Place de Chicago, donde esperará los resultados de la jornada electoral y pronunciará un discurso para aceptar su triunfo o derrota.
Por su parte, Romney depositó su voto hoy en compañía de su esposa, Ann, en Belmont, un suburbio de Boston (Massachusetts), donde tienen su residencia familiar.
El candidato republicano tiene prevista hoy una gira por las ciudades de Cleveland (Ohio), y Pittsburgh (Pensilvania), donde se reunirá con votantes y activistas.
El viaje, anunciado el lunes, se produce después de una agotadora víspera de la jornada electoral que llevó a Romney a Florida, Virginia, Ohio y Nuevo Hampshire, cuatro de los nueve estados «bisagra» que podrían determinar el ganador.