Santiago de Chile, (EFE).- El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, defendió este viernes en la sede de la Cepal que la respuesta para vencer la miseria en América Latina tiene que pasar por un cambio en las relaciones de poder y criticó que Europa tenga dinero para rescatar al capital pero no a las personas.
En el segundo día de su visita oficial a Chile, el mandatario ecuatoriano ofreció una conferencia titulada “Desafíos de América Latina”, en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con sede en Santiago.
“El gran desafío para nuestra América, el imperativo moral, es vencer la miseria, la pobreza, una vergüenza para América Latina, un continente que tuvo y tiene todo para ser el más próspero del planeta”, declaró Correa.
Ante embajadores de distintos países y con la presencia del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y el exmandatario chileno Patricio Aylwin (1990-1994), Correa defendió la política como instrumento para el desarrollo.
“El problema es político: la relación de poderes. Quiénes han mandado en Ecuador, en América Latina y en el mundo. Por eso, el punto de partida del desarrollo es un proceso político”, resaltó el mandatario, un economista formado en Bélgica y en Estados Unidos.
“Esos procesos políticos son lo que felizmente estamos viendo en América Latina con Gobiernos progresistas, patriotas, que realmente están buscando la igualdad, la justicia y la dignidad para nuestros pueblos”, aseguró.
En cambio, sobre la crisis que vive actualmente Europa, Correa se preguntó “qué sentido tiene que haya millones de dólares para salvar a los bancos pero no existan esos mismos millones para salvar las casas de las familias”.
Para Correa, ahora que “el mundo entero está sufriendo la falta de control en los mercados financieros” y se encuentra inmerso en una crisis debido a que la vida se trata “como mercancía”, el gran desafío es que “manden los seres humanos y no el capital financiero”.
A su juicio, es necesario convertir los Estados burgueses, cimentados al servicio del capital, en Estados populares, “inspirados en la doctrina social de la Iglesia”.
Todo ello para terminar con la pobreza, que, recalcó, por primera vez en la historia “no es fruto de la escasez de recursos, sino de sistemas perversos y excluyentes”. En su país, añadió, bastaría con una mejor distribución del ingreso para erradicar la miseria.
La respuesta, insistió, pasa por para revertir las relaciones de poder, en las que hasta ahora el capital primaba sobre el trabajo y los seres humanos y los intereses de los países hegemónicos sobre los de los menos desarrollados.
Esos mecanismos políticos, explicó el mandatario, deben basarse en cuatro pilares: un sistema tributario progresivo para que los ricos paguen más impuestos, que esos impuestos permitan financiar políticas sociales y que la política “gobierne” el mercado.
Y, por último, una adecuada distribución del acervo social, entendido como los recursos naturales del país, agregó el gobernante, quien hizo una extensa exposición de los avances de su gobierno en todos estos ámbitos.
“Ecuador es un país que está teniendo gran éxito en la mayor parte de esas tareas (pobreza, equidad y recursos públicos)”, señaló José Miguel Insulza a los periodistas al término de la conferencia.