Un avión de la aerolínea ecuatoriana Tame, con varios invitados y autoridades, aterrizó cerca de las 08:00 de este jueves en la pista de Tababela. Así se dio inicio a la ceremonia de entrega de la nueva terminal aérea de la capital.
Un arco de agua dio la bienvenida a la aeronave, de la que descendieron el alcalde Augusto Barrera, el presidente de Quiport; Philip Barril, el titular de la Asamblea, Fernando Cordero, el contralor general del Estado, Carlos Pólit, entre otros funcionarios, quienes realizan un recorrido por la nueva edificación.
«Este el resultado de un esfuerzo gigantesco de la ciudad y el país. Ha sido un camino difícil, complejo, que está llegando en este momento a un final feliz», manifestó Barrera a su arribo.
También hizo extensivo su agradecimiento «a todas las personas que han hecho posible que el nuevo aeropuerto sea ya una realidad». Añadió que de este manera comienza la transición final para su operación plena el 20 de febrero del año próximo.
En el acto se develó una placa con el nombre del aeropuerto, que se mantiene como Mariscal Sucre, elegido por medio de un concurso. Flores y una bandera de Quito cubrían la placa.
La pista de Tababela tiene una extensión de 4.100 metros de largo, mil metros más que el actual, lo que permite que aviones más grandes y de carga puedan aterrizar y despegar desde ese tarminal. A esto se suma la altura, ya que está ubicado a 2.400 metros sobre el nivel del mar, 400 metros menos que la terminal actual. Eso permite que los aviones puedan despegar con la carga completa y mayor número de pasajeros.
Según el ministro Coordinador de la Producción, Santiago León, las ventajas que brindan las instalaciones y la pista del nuevo aeropuerto mejorarán las exportaciones e importaciones de productos, pues los aviones podrán utilizar toda su capacidad de carga, sin tener que trasladarse hasta Guayaquil para completar el cupo, lo que significa ahorro de combustible.
Otro de los beneficios del nuevo aeródromo es que los vuelos no tendrán la necesidad de hacer escalas.