El gobierno francés aprobó una reforma del sistema de pensiones con la que aumenta la edad de jubilación hasta los 62 años, dos más que hasta ahora.
El ministro de Trabajo, Eric Woerth, defendió los cambios como una forma de «reequilibrar» el sistema. «No es una reforma ni de derechas ni de izquierdas. Es una reforma justa», dijo.
El presidente Nicolás Sarkozy había calificado la decisión como «la madre de todas las reformas». Incluye un aumento en las cotizaciones de los trabajadores y una subida del tipo máximo del impuesto sobre la renta del 40% al 41%.
Los sindicatos ya han anunciado protestas de gran escala contra la medida, que ahora será pasada al Legislativo para su aprobación.