El delantero internacional francés Nicolas Anelka justificó sus insultos en el Mundial de Sudáfrica contra el seleccionador «bleu», Raymond Domenech.
«En algún momento tenía que explotar», dijo el atacante de 31 años.
«De no haberle insultado yo, lo hubiera hecho otro. Todos en el equipo éramos de la misma opinión», aseguró Anelka.
El delantero del Chelsea contradijo además informaciones de medios de comunicación de que los «cabecillas» del equipo francés en Sudáfrica habían forzado a los jóvenes jugadores a sumarse al boicot a un entrenamiento, con el cual los «bleus» protestaron contra la exclusión de Anelka tras los insultos.
«Todos eran solidarios. Si hubo algún jugador que entonces quería entrenar, que lo diga ahora», exigió el hombre que hace poco prolongó hasta 2012 su contrato con el Chelsea.
Pero el equipo no sólo tuvo un mal desempeño en el césped, sino, sobre todo, fuera del terreno de juego con los graves insultos de Anelka en la media parte del partido contra México, la exclusión del delantero y la huelga de los jugadores, hechos que provocaron indignación en el país.
Según la publicación «France Soir», Anelka está aún visiblemente furioso pese a estar actualmente de vacaciones en Bali con su mujer y dos hijos.