La princesa Diana de Gales, fallecida en un supuesto accidente automovilístico la noche del 31 de agosto de 1997 en París, habría sido asesinada en un complot ideado cuidadosamente por los servicios secretos británicos (SAS) porque «incomodaba» al status quo del Reino Unido.
De acuerdo a una investigación del dominical inglés Sunday Express, cuatro nuevos testigos se comunicaron con Scotland Yard para revelar que en el momento de la muerte de Diana y su pareja, el egipcio Dodi Al Fayed, fueron vistos dos vehículos sospechosos y una motocicleta.
Los automóviles, que pertenecerían a agentes del regimiento de fuerzas especiales del Ejército Británico (SAS), nunca fueron encontrados por la Policía, como tampoco la misteriosa motocicleta.
El abogado inglés Gary Hunter, uno de los testigos que se comunicó con Scotland Yard, reveló que uno de los dos vehículos -un Fiat Uno de color blanco- protegía al otro, y que ambos «partieron velozmente» del lugar del hecho. En los automóviles que se dieron a la fuga «había varias personas dentro».
Hunter sostuvo que uno de esos autos habría chocado al Mercedes conducido por el francés Henri Paul, en el que viajaban la princesa Diana, de 36 años, y Dodi, de 42.