En Quito, el recorrido se inició en el sector de La Ecuatoriana, al sur, en la casa de Inés T. Ella cuida a su hijo de 4 años, quien padece parálisis cerebral, síndrome de West e hidrocefalia.
A Inés le sorprendió que este mes le informaran que el pago del bono estaba suspendido temporalmente. «Yo le he comprado una sillita, un nebulizador, la pelotita de terapias, gasto en los pasajes para llevarle a las terapias de peces y la hipoterapia. Yo sí he hecho un buen uso del bono».
Ella asegura que mensualmente gasta unos $ 125 solo en medicamentos y que por las terapias su hijo está más activo, incluso los médicos le han dado la esperanza de que algún momento camine.
La suspensión temporal de la entrega del bono fue decidida luego de que un muestreo detectó que de los 19.678 beneficiarios que tiene el bono, en unos 2.052 casos existirían indicios de que el dinero ha sido destinado a la compra de artefactos y otros enseres.
Santiago Santos, subsecretario técnico de discapacidades, explicó ayer que la verificación consiste en constatar la discapacidad de la persona; el cuidado que ella recibe y llenar una encuesta socioeconómica.