La Policía Federal mexicana, una de las corporaciones que encabeza junto al Ejército y la Marina la lucha contra el crimen organizado anunció el cese en un proceso de «depuración» del 9,2% de su plantilla, la purga más importante desde que llegó al poder el presidente Felipe Calderón.
La salida de los 3.200 agentes es nada más la primera fase de un proceso que puede reducir más aún el personal de esta institución, ya que otros 1.020 policías no han podido pasar los «exámenes de control de confianza» y quedan a las puertas de la expulsión.
Además, hay 465 «elementos consignados ante el Consejo Federal de Desarrollo Policial», lo que también podría truncar su carrera como servidores públicos, explicó el comisionado general de la Policía Federal, Facundo Rosas.
Con la purga y las expulsiones anunciadas ayer la Policía Federal queda con 31.300 agentes activos frente a los 34.500 con los que contaba.
Asimismo, el presidente de México, Felipe Calderón, condenó el asesinato de Marco Antonio Leal García, alcalde del municipio de Hidalgo, en el norteño estado de Tamaulipas, «donde resultó herida su hija».
Calderón calificó de «cobarde crimen» este asesinato y repudió los acontecimientos violentos recientes con la matanza de los 72 inmigrantes.