Una resolución de la Superintendencia de Bancos del Ecuador determinó el cambio de por lo menos 340 cajeros automáticos a nivel nacional.
La medida busca reforzar la seguridad para prevenir el robo de claves de las tarjetas de débitos y de crédito, para la posterior sustracción de dinero de los clientes o compras fraudulentas.
Por lo menos 1.500 personas presentaron denuncia de que fueron víctimas de los delincuentes o llamados piratas informáticos. Así lo revela un estudio de la Fiscalía ecuatoriana presentado en noviembre de 2011.
El delito más frecuente en los cajeros es la clonación de la banda magnética de la tarjeta y el robo de las claves. Los antisociales las obtienen a través de diminutas cámaras que los antisociales colocaban en los cajeros y dispositivos en la ranura donde es insertada la tarjeta.
El total de cajeros a cambiarse representa el 10 % de los 3 400 instalados en todo el país, pertenecientes a las 26 instituciones financieras operativas.
Las entidades tienen hasta julio para remplazar los cajeros con más de 10 años de funcionamiento. La resolución del órgano regulador estatal buscar que el sector financiero cuente con cajeros automáticos que permitan la actualización segura de los sistemas operativos, y puedan procesar las operaciones de tarjetas de débito con chip.
Asimismo, la disposición oficial determina que los bancos deben implementar medidas de seguridad en los cajeros, con más luz, cámaras de video y circuito cerrado actualizados, conectadas con la Policía Nacional, entre otras.
La Superintendencia de Bancos dio plazo hasta el 29 de febrero para que las entidades financieras envíen un informe sobre el estado de los cajeros. Aquellas máquinas que no cumplan con los nuevos requisitos de seguridad no podrán seguir en funcionamiento.