«Es uno de los problemas más importantes de la economía ilícita, creo que es el tercero en términos de lucro, detrás de drogas y armas, y sigue en aumento», aseguró Blackwell.
El funcionario de la OEA, que participa del «Primer encuentro Nacional sobre Trata y Tráfico de personas», que se celebra hasta el martes en la Pontificia Universidad Católica del Perú, sostuvo que se debe incidir en eliminar la demanda de este delito.
Añadió que este «es un problema de mudanza de áreas marginales pobres hacia centros urbanos buscando una mejor vida», pero que se enfrenta a un proceso de urbanización sin industrialización.
Durante la inauguración del encuentro, el embajador de los Países Bajos en Perú, Arjan Hamburger, aseguró que «para los traficantes (de personas) hay un riesgo bajo y un negocio de alta rentabilidad».
Andrea Querol, directora ejecutiva de la organización Capital Humano y Social Alternativo, señaló que uno de los principales retos es «detener a más tratantes» para ponerlos como ejemplo y disuadir a otros traficantes.
Querol indicó que en Perú la trata de personas se da mayoritariamente a nivel interno, a diferencia de Europa y Centroamérica, donde ocurre a nivel transnacional.
Según el director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana de Puebla, óscar Castro Soto, expositor del encuentro, los estudios sobre este delito son incipientes y, en algunos casos, la vida de los investigadores está en riesgo al acercarse al crimen organizado.
Castro Soto explicó que el tráfico de personas no sólo involucra la explotación sexual, que es una de las más visibles, sino también la laboral, el tráfico de órganos, la servidumbre y algún tipo de esclavitud.
EFE