Tres días sin lluvias en Babahoyo y el nivel del agua comenzó a descender en los barrios que desde hace tres semanas permanecían anegados por las constantes precipitaciones y la crecida del río del mismo nombre, en la capital de Los Ríos.
No obstante, la situación mantiene preocupados a los habitantes de las parroquias El Salto y Barreiro, quienes deben realizar sus actividades cotidianas con las aguas del río Babahoyo dentro de sus casas.
Ayer una brigada del Municipio, liderada por la alcaldesa Kharla Chávez, recorrió esas parroquias para repartir raciones alimenticias y fundas de agua.
Mientras, la calzada de la vía que une Babahoyo y Quevedo, específicamente en el sector de La Chorrera, aún está cubierta por el cauce del río Caracol, por lo que los usuarios la cruzan con precaución.
Hasta el viernes, de acuerdo a información proporcionada por la alcaldesa Chávez, existían más de 2.000 personas en los albergues y otras 800 con familias acogientes.
Otra ciudad que sufre de la afectación de las lluvias es Cuenca, la capital de Azuay. Ayer los moradores de las zonas de Huizhil y Barabón, las más afectadas, empezaron a regresaban a sus hogares para supervisar que sus pertenencias no hayan sido sustraídas.
Las personas que están en los albergues esperan que el clima mejore en estos días para poder regresar a sus viviendas y dejar atrás los momentos de terror que soportaron el último martes, cuando una torrencial tormenta hizo que se incremente desproporcionadamente el nivel del río Yanuncay.
Producto de las lluvias, el Gobierno decretó, el 8 de marzo, el estado de excepción en las provinicias de Los Ríos, Manabí, Guayas y El Oro. Días después, Esmeraldas y Azuay fueron sumadas a la medida de emergencia.
Según el Ministerio de Agricultura, hasta ahora en el país se han perdido 34.000 hectáreas de cultivos de diferentes productos y otras 9.000 están afectadas.