El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva comparó el tratamiento que recibió contra el cáncer de laringe con «una bomba de Hiroshima», en una entrevista publicada este viernes por el diario Folha de São Paulo.
«Creo que es la enfermedad más delicada. Es avasalladora. Vine con un tumor de tres centímetros y de repente recibí una bomba de Hiroshima dentro de mí», dijo el exgobernante en alusión a las sesiones de quimioterapia y radioterapia que, según los médicos, han eliminado el cáncer.
Tras ser diagnosticado con cáncer el pasado 29 de octubre, Lula fue sometido a quimioterapia hasta diciembre y luego pasó por 33 sesiones de radioterapia, que concluyeron a finales de febrero.
Los oncólogos que lo atienden anunciaron este miércoles que constataron «la ausencia del tumor» con una resonancia magnética y una laringoscopia.
En la entrevista, Lula dijo que todavía tiene la garganta «muy dolorida», lo que le impide comer con normalidad, sobre todo alimentos duros.
El ex presidente aseguró que «si hubiera perdido la voz, estaría muerto» y se definió como «un medroso» que tiene mucho miedo a la muerte, a pesar de ser religioso.
Reiteró su intención de volver a la política, para colaborar con algunos candidatos del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones municipales del próximo octubre y para apoyar a la jefa del Estado, Dilma Rousseff, en su labor de gobierno y en su probable aspiración a la reelección en las presidenciales de 2014.
No obstante, Lula dijo que ya no tiene ganas de cumplir una agenda política «tan alucinante y loca» como la que siguió en sus primeros diez meses después de dejar la presidencia, que le llevó a realizar más de 30 viajes internacionales para dar discursos y recibir premios.
«Voy a hacer menos cosas, con más calidad, (voy a) participar en las elecciones de forma más selectiva, a ayudar a mi compañera Dilma de forma más selectiva, en lo que ella entienda que puedo ayudar. Voy a volver más tranquilo. El mundo no se acaba la semana que viene», agregó.