El Gobierno de Estados Unidos dio la bienvenida hoy al acuerdo de la Unión Europea (UE) para imponer un embargo a las importaciones de crudo desde Irán en respuesta al desarrollo nuclear del régimen de Teherán.
El Departamento de Estado y del Tesoro de EE.UU. indicaron en un comunicado conjunto que «las medidas acordadas por los ministros de Exteriores de la UE son otro paso contundente en el esfuerzo internacional para incrementar la presión sobre Irán», consistentes con las medidas ya tomadas por Washington contra el programa nuclear de Teherán.
Los países de la Unión Europea acordaron hoy imponer un embargo al petróleo iraní, que prohíbe inmediatamente todo nuevo contrato y da hasta el 1 de julio para poner fin a los ya existentes.
Además, se impone una nueva batería de sanciones que incluye el bloqueo de activos en Europa del Banco Central iraní y una prohibición parcial de las transacciones con esa institución.
«Damos la bienvenida a la decisión hoy de la Unión Europea de prohibir las importaciones de crudo y productos petroleros iraníes, congelar los activos del Banco Central de Irán y tomar medidas adicionales contra los sectores energético, financiero y de transporte iraníes», indicó el comunicado estadounidense.
Según Washington, las sanciones impuestas ya por Estados Unidos y las nuevas medidas de la UE «merman las opciones de los líderes iraníes e incrementa el coste de sus desafíos contra sus obligaciones internacionales básicas».
«Hasta la fecha, Irán no ha conseguido aprovechar la oferta de la alta representante de Relaciones Exteriores la UE (Catherine Ashton) de octubre de 2011» para reconducir las relaciones, indicó el comunicado conjunto de Departamento de Estado y del Tesoro.
Estados Unidos reiteró que Teherán ha rechazado las preocupaciones «bien fundadas» de la comunidad internacional sobre su programa nuclear, que Irán asegura que tiene fines pacíficos y que se niega a detener.
Estados Unidos impuso nuevas sanciones al régimen de los ayatolá el 31 de diciembre contra el Banco Central de Irán con el fin de incrementar la presión en la economía del país y afectar directamente a los activos obtenidos por el importante sector petrolero iraní.