Los cadáveres de María Marcela Yarce, fundadora y directora de Relaciones Públicas de la revista Contralínea, y Rocío González Trápaga, exreportera de la poderosa cadena Televisa, aparecieron abandonados hoy en la zona de Iztapalapa, en el Distrito Federal.
Las mujeres, que eran amigas y se habían encontrado en la víspera para tomar un café, fueron asfixiadas y sus cadáveres fueron encontrados completamente desnudos, según indicó la Procuraduría General de Justicia.
Según la agencia argentina de noticias Télam, las primeras pesquisas indican que González Trápaga era dueña de una casa de cambio en el aeropuerto y ayer realizó un retiro de una fuerte suma de dinero, por lo que se presume que el móvil puede haber sido un asalto.
La propia revista Contralínea confirmó la muerte de su colaboradora. Se trata de una publicación independiente que se ha destacado por sus reportajes sobre casos de corrupción gubernamental y de empresas privadas.
En abril de 2010, dos periodistas de esta empresa -David Cilia y Erika Ramírez- fueron emboscadas por hombres armados contra una caravana humanitaria que se dirigía a un localidad de Oaxaca, donde murieron dos activistas y otros dos resultaron heridos.
Organizaciones de periodistas condenaron el “acoso judicial” y las “agresiones” contra los profesionales y dijeron que estas acciones “vulneran el derecho de la sociedad a estar informada”.
La Fundación para la Libertad de Expresión calculó en 83 la cifra de periodistas asesinados en México desde el 2000 a la fecha.