Por ángela Meléndez
John C. habla por teléfono velozmente. La preocupación impide que sus palabras fluyan. “Que tengo que ir al Acnur, que aquí no pueden hacer más…”, dice a su interlocutor. Tiene 18 años y llegó desde Colombia antes de ser mayor de edad, pero aún no consigue estatus de refugiado.
Camina de un lado al otro, viste saco café y jeans. “Viajé con un amigo de mis papás y acá encontré alguien que me dio una mano, pero todavía no soy refugiado”. Como otros miles de casos, John huyó de la violencia y es uno de los 143.276 ciudadanos que han solicitado refugio en Ecuador desde 1999.
La condición de refugiado es distinta a todas y, para que sea real, debe exisitr una necesidad, una urgencia de protección. A este estatus no se accede por circunstancias económicas o de trabajo, sino por la angustia de que la vida sea protegida.
El 98,4 % proviene de Colombia
Según datos de la Cancillería, desde 1 999 el Ecuador ha otorgado condición de refugiado a 54 575 personas. De ellos, el 98,4% corresponde a nacionalidad colombiana y 0,44% a la cubana. Esta cifra coloca al país andino, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), como el mayor receptor en América Latina, en relación a su densidad demográfica.
El mayor ingreso de ciudadanos en busca de protección se registró en el 2009, con la presentación de 34 214 solicitudes y se aceptaron 26 123. Eso se debió al registro ampliado que ejecutó el Gobierno en ese periodo. Este número contrasta duramente con la reducción que se evidenció en 2010, cuando de las 29.056 peticiones las autoridades solo admitieron 8.075.
El presidente Rafael Correa explicó que esta reducción tiene que ver con la implementación de medidas más estrictas a quienes solicitan protección. “Había abuso en el tema de refugio, eso ha sido corregido y este año tenemos la mitad de solicitudes que el año pasado”, dijo en su enlace sabatino.
Entre enero y mayo de este año se otorgaron solamente 631 refugios, el 99% de colombianos. El Acnur calcula además que cada mes ingresan por la frontera al menos 1.400 ciudadanos más.
El director de Refugio de la Cancillería, José Sandoval, reconoce que la solidaridad ecuatoriana sí representa un costo para el Estado que -en su opinión- debe ser compartido con otros países. “Al Ecuador le representa un egreso de 40 millones de dólares al año y aunque existe apoyo de organismos y proyectos, la comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos”.
Sandoval destaca que,pese a ello, la política de libre movilidad en el Ecuador se mantendrá ya que “no está en la línea de la Constitución cerrar las fronteras”.
Los espacios de mayor demanda son de salud y educación. Debido a esto la población refugiada ya no permanece en las ciudades fronterizas, sino en las zonas urbanas que tienen mayor oferta de servicios. Actualmente el 60% de refugiados está en Quito, Santo Domingo, Esmeraldas, Ibarra y Tulcán.