Cientos de peruanos y ecuatorianos trabajan en la minería de forma ilegal sin las mínimas condiciones de seguridad, en especial en Portovelo, provincia de El Oro.
Llegar a Portovelo donde la explotación de oro es la principal fuente de ingreso económico, es encontrar historias de muerte, sufrimiento y denigración.
Allí, jóvenes peruanos aún lamenta la pérdida de uno de sus compatriotas que a más de 300 kilómetros de profundidad murieron asfixiados.
Este tipo de tragedias se da por la inseguridad dentro de las minas y por las pésimas condiciones de contratación laboral de algunas empresas.
Edilberto Tantárico, trabajador de la mina Elipe, reclamó que “lo único que les interesa -a los dueños de las minas- es sacar oro, y no cuidar a su personal».
Según los empresarios, en las minas se generan 10 mil puestos de empleo, de estas plazas, 1.000 son ocupadas por peruanos.
El Consulado de ese país en Machala informó que ocho de cada 10 personas están en condición irregular, que por 350 dólares mensuales aceptan las adversas condiciones.
Uno de ellos es Germán Guamán, quien asegura que «si faltas dos días te despiden como si nada hubiera pasado porque no estás asegurado».
Al consultar cuántos de ellos están regularizados, se conoció que ninguno de ellos está en legalizado en el país, pero están tramitando sus permisos.
Los mineros ecuatorianos también se quejan de que muy pocos están asegurados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), según detalla Ecuavisa.
Los peruanos que vienen al país para trabajar en las minas, viven en pequeños cuartos donde cada uno paga 50 dólares y se turnan los días para dormir en camas.
Aunque persiste la difícil condición laboral, ellos siguen trabajando para generar un sustento para su vida diaria.